Una testigo protegido en el juicio por el asesinato de Denisa Dragan, la joven de 17 años apuñalada en noviembre de 2018 en un local de Alcorcón, ha relatado en el juicio que Mario T. alardeaba del crimen y que le confesó que sujetó a la víctima «mientras Rocío la apuñalaba con una navaja».
«Para Mario es un orgullo que una chica haya matado por él. Era de poner a las chicas en contra», ha aseverado en la sala tras un biombo la que fuera su expareja.
El juicio por el crimen ha arrancado este mañana en la Audiencia Provincial de Madrid con la prueba testifical. Los acusados declararán el próximo miércoles y defenderán su inocencia ante la supuesta falta de pruebas de peso, tal y como adelantaron sus defensas en los informes previos.
Frente a su versión, el tribunal ha escuchado el testimonio incriminatorio de una expareja del encausado. A los inicios de su relación, Mario le confesó cuando se encontraban en el interior de un coche que sujetó a la víctima mientras Rocío la apuñalaba con una navaja que llevaba la acusada.
También le comentó que sabía que Rocío quería matar a Denisa «por voluntad propia» y que metió la navaja en un retrete para deshacerse del arma homicida. No solo le confesó a ella el crimen, sino a terceras personas. A otra exnovia le comentó que él había limpiado el cuchillo homicida.
Los acusados se enfrentan a una petición fiscal de 26 y 20 años de cárcel por un delito de asesinato, el segundo en concepto de cooperador necesario del crimen. La acusación particular eleva la petición a 32 y 28 años de cárcel.
En su comparecencia, la tía de Mario ha relatado que su sobrino y Rocío se presentaron el día del crimen sobre las 23.30 horas en su casa, mencionando que estaban «muy nerviosos» porque habían tenido un golpe con el coche.
«Ella estaba blanca. Pensábamos que era un bajón de azúcar. Habían discutido por celos a raíz de unos mensajes», ha narrado la testigo, quien ha apuntado que su sobrino le mencionó a su marido que Rocío había pinchado a una chica.
Según su relato, recomiendan a Rocío que llamara a su padre porque es policía. Al día siguiente, la testigo le dice a la acusada que «la niña ha muerto». Finalmente, los padres de la joven llevaron a la chica a la comisaría.
Asimismo, la pareja de Denisa ha narrado que aquella noche se encontraba con ella en el local pero se fue a comprar. Cuando regresó, vio el cuerpo en el suelo y el coche de Mario, marca BMW, que iba a gran velocidad.
«En ese momento, Denisa estaba hablando con su amiga Silvia y escuchó: Rocío, Rocío», ha contado Iván, algo que le comentó su amiga nada más personarse en el local para comprobar si había pasado algo.
En su turno, la propia Silvia ha declarado que esa noche su amiga la llamó por teléfono y escuchó que gritaba diciendo: «Por favor, Rocío no me hagas nada. Me han clavado algo». Esta última afirmación indicaría que habría más de una persona en el escenario de los hechos.
Víctima de violencia de género
Acompañada por su letrado, el abogado Marcos García Montes, la madre de Denisa ha clamado justicia a su llegada a la Audiencia y que se demuestre la implicación de Mario en el asesinato. Desde que murió su hija, Daniela ha reclamado que Denisa sea reconocida como víctima de violencia de género.
«Mi hija es víctima desde que la quitan la vida. No 12 meses después de que la incluyan en un dossier. Es víctima desde el primer momento que se ve su implicación», ha subrayado Daniela Dragan.
En su declaración, ha relatado los mensajes amenazantes que recibió su hija de Rocío. «A ti te voy a matar y a tu padre», le escribió a través de Facebook. Sin embargo, la madre de la joven no dio importancia a aquellos mensajes aunque ahora los ve y se da cuenta de su trascendencia.
«No pensábamos que iba a perder la vida. Pero nos dijeron que nos teníamos que despedir. Me quedé en shock. No lo entendía si había hablado con ella», ha narrado entre lágrimas. Fue entonces cuando mostró a la Policía los textos amenazantes.
Daniela ha relatado que una expareja de Mario le contó meses más tarde al crimen en una conversación telefónica que Mario acercó esa noche a Rocío al lugar del crimen y sujetó a Denisa por la espalda.
«Sujetó a Denisa y le dije a la chica que quería contactar con ella. Quería entender qué pasó», ha explicado. Al parecer, Marío habría presionado a esta mujer, testigo protegido en la causa, y a personas de su entorno para que no hablara.
Tras el fallecimiento, la madre se encontró con Mario. «Intentó hacerse la víctima y yo le dije que por qué venía del cementerio. Por qué el nombre de mi hija está en la lápida. Si entra en la cárcel, tiene que entender que ha destruido la vida de todo una familia. Es un ejemplo de lo que no tiene que pasar», ha lamentado.
La mujer ha incidido en que nunca se imaginó que Mario actuara de esta forma, ya que su hija y él mantenían buena relación tras la ruptura e incluso la ayudó cuando se quedó embarazada. Denisa perdió el bebé que esperaba con el acusado. «Me hubiera gustado que Mario me hubiera dado el pésame. Es lo mínimo que podría haber hecho», ha dicho.
El padre de la fallecida ha relatado que conocía los mensajes con amenazas de muerte pero al igual que su exmujer no le dio mayor importancia al tratarse de «tonterías entre jóvenes».
Trastorno límite
El informe forense refleja que cuando la acusada asestó dos puñaladas a la víctima en el abdomen presentaba un trastorno «límite» de personalidad «y un patrón abusivo de consumo de sustancias, pero que dichas alternaciones no afectan sus capacidades cognitivas y volitivas en relación a los hechos».
Denisa murió de una puñalada la noche del 25 de noviembre de 2018 en la confluencia de la calle Desmonte con la calle Cuenca de Alcorcón. La joven estaba en un local cuando alguien llamó a la puerta.
Nada más abrir, recibió la agresión mortal. La Policía encontró el arma homicida en un contenedor cercano a la calle donde sucedieron los hecho.
Según el fiscal, meses antes recibió amenazas de muerte por parte de la acusada a través de mensajes de WhatsApp y llamadas efectuadas con número privado.
Alguno de los mensajes no solo tenía como objetivo molestar o perjudicar a la fallecida, «sino que tenían el propósito directo de amedrentarla». Y es que la acusada le amenazaba a través de las redes sociales «y le decía que no iba a parar hasta verla muerta».