Este mes de septiembre, ha estado dedicado en todo el mundo a visibilizar y desestigmatizar el problema creciente del suicidio. ¿Por qué las personas deciden cada vez con más frecuencia suicidarse? ¿Se puede hacer algo para salvar esas vidas? La respuesta es que sí, que la medicina puede ayudar a aquellas personas cuyo cerebro no encuentra una salida y comienza a idear la posibilidad de causarse la muerte.
Así lo asegura el Dr. Pablo Iglesias, psiquiatra de Juaneda Hospitales con consulta en Clínica Juaneda, quien recuerda que «siempre le digo a los pacientes que el suicidio es una decisión definitiva a un problema pasajero».
Creemos que el suicidio es consecuencia solo de la depresión, pero este diagnóstico de salud mental no es su único origen: «La depresión —explica el Dr. Iglesias— está vinculada con el suicidio. Pero el suicidio es el hecho final de un síntoma de la patología de salud mental. Todas las patologías de salud mental pueden cursar con el pensamiento de «me quiero morir»».
¿Pero qué es la depresión? Lo explica el Dr. Pablo Iglesias:
«La depresión es un trastorno de salud mental que se caracteriza por una disminución de la actividad cerebral. Decimos que hay una hipofunción a nivel del lóbulo frontal y otras áreas cerebrales en las que vamos a tener menos serotonina y menos noradrenalina. Todo esto se traduce en una alteración de la conducta de la persona, que va a presentar una baja autoestima, una falta de energía, un estado de cansancio, comer mucho, comer poco, alegrarse poco por las cosas, tener más tendencia a llorar; síntomas psicológicos clave de la depresión son la anhedonia, desesperanza o cambios en el patrón del pensamiento.»
No es, pues, una cuestión de decir 'no estés triste' o 'tú que lo tienes todo no puedes deprimirte'. Se trata de una enfermedad y además en aumento: «En España hay dos millones de personas que pueden padecer cuadros de depresión y ansiedad», destaca el psiquiatra de Juaneda Hospitales.
La depresión se puede tratar:
«El tratamiento de la depresión es complejo, porque tenemos que entender qué es lo que le está sucediendo a esta persona y lo que está llevando a que el paciente tenga la alteración de la conducta».
«Los jóvenes son un grupo de pacientes en los que está aumentando la depresión por diferentes factores. Sobre todo, por las redes sociales, el bullyng cibernético que pueden sufrir, y los conceptos y bases que está teniendo la sociedad, con unos valores un poco diferentes a los que había antes. Por todo eso los jóvenes, entre los que están aumentando los casos, tienen más probabilidades, en relación a hace 30 años, de sufrir cuadros depresivos», destaca el Dr. Iglesias.
Y consecuencia de la enfermedad mental poco diagnosticada o poco tratada, aumenta la cantidad de personas que deciden quitarse la vida, lo que es más doloroso cuando se trata de un joven, de un hijo o un nieto. La enfermedad mental puede matar igual que puede hacerlo un cáncer, aunque por procedimientos diferentes:
Lo explica el Dr. Iglesias: «El cerebro, cuando no ve salida, cuando ve que algo no le gusta, toma una decisión. Cuando el cerebro ve que no encuentra una solución a los problemas que está teniendo, en ese momento se nos pasa por la cabeza la idea de desaparecer. Eso es la ideación pasiva de muerte, el principio del síntoma que puede acabar en el suicidio. No es que sea una enfermedad, sino que es un síntoma de la patología de salud mental».
«En España hemos aumentado las tasas de suicidios, desde 3.500 al año hasta 4.000 en el 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Lo que sí estamos viendo en Europa es que están aumentando los cuadros depresivos en adolescentes, en jóvenes y que ha subido la tasa de suicidios en este grupo», añade el especialista, evidenciando la magnitud del problema.
¿Qué hacer para evitarlo? «La mejor manera de prevenirlo es poner profesionales y acudir cuanto antes al especialista en salud mental para evaluar los casos. Para intentar evitar el suicidio hay dos partes. Una es la del profesional y la otra es la familia». Ninguna persona con un diagnóstico de enfermedad mental y en riesgo de suicidio actúa del mismo modo, por lo que el consejo y el seguimiento por parte del médico y la atención por parte de la familia o los allegados es fundamental.
«Habrá pacientes —explica el Dr. Iglesias— que lo realicen de una manera más impulsiva y no se pueda evitar el final, pero lo habitual es que den señales: está en tratamiento, se encuentra cada vez peor, se va retrayendo cada vez más socialmente. En ese caso la familia no debe minimizarlo. La persona está lanzando una solicitud de ayuda, por lo que hay que consultar siempre con el profesional. A veces pensamos que no lo va a hacer, que está hablando por hablar, por llamar la atención, y obviamos esa petición de ayuda. Pero si la enfermedad avanza, el paciente puede llegar a ejecutar el suicidio, por lo que siempre es necesario acudir al médico», insiste.
Será el médico quien detecte el problema y lo valore. Acudir a tiempo puede evitar no solo un desenlace fatal sino permitir tratamientos más eficaces y menos invasivo: «Nosotros tenemos unas bases y una experiencia y realizamos un tipo de entrevistas con las que podemos ver si la persona está en riesgo de suicidio o por el contrario simplemente tiene una ideación pasiva, que se pude solucionar con un tratamiento médico, sin la necesidad de acudir a un centro hospitalario».
Respecto a los jóvenes, posibles tratamientos terapéuticos para la depresión incluyen la terapia Cognitivo-Conductual (TCC), que ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos; la terapia Interpersonal, enfocada en mejorar relaciones y habilidades sociales; la terapia Familiar, que involucra a la familia para mejorar la dinámica y el apoyo emocional; la terapia Dialéctica Conductual (TDC), para jóvenes con conductas impulsivas o autolesiones; el Mindfulness y las técnicas de relajación, para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional; la intervención educativa, con una adaptación escolar y apoyo académico para reducir presión y el ejercicio físico y los hábitos saludables, que promueven bienestar físico y mental.
Los avances de la ciencia, además, aportan un mensaje de esperanza. «En los últimos 20 años —explica el Dr. Iglesias— han aparecido fármacos contra la depresión que mejoran realmente el pronóstico de la enfermedad. Hay fármacos que tienen una forma de administración diferente, como puede ser la esketamina, que es a nivel nasal y que se dispensa en el hospital de día, y que tiene una alta tasa de respuesta, incluso reduce la ideación de autolesionarse y con ello hace que el riesgo de suicidio se también menor. La industria farmacéutica está invirtiendo mucho dinero en investigación sobre el tratamiento de salud mental porque en nuestra sociedad la patología de depresión ha aumentado muchísimo desde los años 80 hasta ahora. Recientemente han salido bastantes tratamientos pueden mejorar la calidad de vida del paciente y la remisión de muchos cuadros depresivos», concluye el Dr. Pablo Iglesias, psiquiatra de Juaneda Hospitales.