Autores: Albert Orfila, Carlos Montes de Oca, Fernando Fernández, Miquel Alzamora, Carlos Róman, Tolo Jaume, Juan Pedro Martínez y Miguel Vidal.
Guillem Ginard accedió a la presidencia del Mallorca el 7 de enero de 1970, estando el equipo en Primera División, pero apenas un año más tarde dimitió y el equipo luchaba por mantenerse en Segunda. Es más: el club estaba tocado en su línea de flotación económica.
Es difícil diseccionar lo ocurrido esta temporada 1970-71 porque la directiva había puesto en las manos de Saso una plantilla casi de lujo, que seguía capitaneando Bernat Sans. El Mallorca era favorito para volver a la élite, pero el fracaso coronó la temporada y al final se clasificó en novena posición, con 40 puntos, a cinco del cuarto clasificado, el Córdoba.
José Luís Saso, que diez años atrás había sustituido a Juan Carlos Lorenzo al frente del Mallorca, era reemplazado por Juan Carlos Forneris, pero la crisis se profundizaba con la marcha del presidente Ginard el 29 de abril de 1971. José Fandós, vicepresidente primero, que ya había sido directivo con Pau Servera, se hizo cargo del club a regañadientes. No había candidatos.
Intercambio de nombres
La deuda, cada vez mayor, impedía que entrara aire fresco, por lo que la presidencia era cada vez más un intercambio de personajes que ya habían pasado por ella. Lo mismo pasó en el banquillo, Pero si la temporada 1970-71 había supuesto un importante desengaño para la sufrida afición mallorquinista, la siguiente sería aún peor.
En el deportivo, el internacional Ernesto Domínguez, con 30 años, anunciaba su decisión de colgar las botas para entrar a trabajar en un banco y asegurarse el futuro, y porque la lista de fichajes, con el déficit que se arrastraba, fue de lo más modesta: el meta Vallespir, que procedía del Atlético Baleares, los argentinos Errandonea y Doval, así como Pep Munné y Teixidó cedidos por el Barcelona en compensación del traspaso del extremo mallorquinista Pérez.
La situación era tan delicada que antiguos mallorquinistas de pro, como los exjugadores Jaume Turró y Pau Vidal auguraban una vuelta a las cavernas de no mediar un milagro. Desgraciadamente no se equivocaron, porque el Mallorca seguía cuesta abajo sin que se vislumbrara más solución que ir cambiando los cargos de responsabilidad como si fueran cromos.
Más cambios
Comenzó en el banquillo otra vez Juan Carlos Forneris, pero aún no se llevaban tres meses cuando a mediados de noviembre fue sustituido por el brasileño Otto Bumbel, cesado tres meses más tarde y reemplazado por Saso.
Pero el trasiego del banquillo no era más que un reflejo del de los directivos, un quita y pon próximo al esperpento. Así José Fandós Abad, que trabajaba de buzo profesional en el puerto de Palma, y que había llegado donde había llegado por pertenecer a la Peña Mallorquinista de El Terreno, dejó la presidencia del Mallorca el ocho de junio de 1972 con el equipo finalizado en duodécima posición y una importante deuda económica y le sustituyó el Barón de Vidal.
Juan de Vidal, que desde que había comprado el título nobiliario de barón a un ruso se hacía llamar siempre 'el barón de Vidal', llegaba por tercera vez a la presidencia del Real Mallorca, y lo hacía con suerte varia y vitola de salvador... frustrado.