Pimem se pone a la cabeza de la promoción del comercio tradicional y de proximidad en Mallorca. Su presencia e implantación en el sector, así como su experiencia previa en la organización de eventos como los Premis Gastronòmics, han permitido a la entidad asumir con decisión la puesta en marcha de estos primeros Premis del Comerç, cuya gala de entrega fue el pasado martes 1 de julio en el Teatre Principal de Palma. El presidente de la entidad, Jordi Mora, valora la importancia y significado de este evento.
—¿Qué cree que aporta la celebración de esta gala?
—La gala y los premios concedidos ayudan a visualizar la realidad empresarial y económica de un sector clave como es el comercio físico. Hablamos de una importancia tanto a nivel laboral, por los puestos de trabajo que genera, como urbanística por la importancia que tiene en el mantenimiento de la vida urbana y de los pueblos. La gala hace justicia a empresas y familias que llevan, en muchos casos, décadas al servicio de la gente sirviendo productos de primera calidad.
«Los premios ayudan a visualizar la realidad empresarial de un sector clave como el del comercio físico»
—¿Cómo surgió la idea de ampliar el formato de los premios? ¿Qué otras novedades supondrá este nuevo formato?
—Desde PIMEM queremos poner todo nuestro músculo para que la comunicación ayude incluso al más pequeño, todo dentro de un contexto de autenticidad, tradición y respeto cultural y medioambiental. Creemos firmemente que el comercio es un sector que reúne todos estos parámetros. Ya hicimos una apuesta similar con los premios dedicados a la restauración, pero en esta ocasión con los matices propios que merece el comercio tradicional y de proximidad.
—¿Qué aporta el pequeño comercio a una sociedad como la actual? ¿Cuál es el papel de estos establecimientos en la Mallorca de hoy en día?
—Considerar la importancia del tejido comercial sólo como un cúmulo de establecimientos en una calle u otra es un error. Detrás de determinados mostradores y escaparates hay una tradición de servicio de proximidad y personalización. Estos establecimientos han sido y son, en algunas ocasiones, espacios indispensables para hacer llegar el producto local al cliente. Un segundo papel muy importante es la imagen que le da a nuestras calles y ciudades. Son un sello de imagen genuina para cualquier destino turístico, un factor que ante el gran avance de las franquicias y réplicas de marcas comerciales internacionales es muy de agradecer.
«Estos establecimientos son espacios indispensables para hacer llegar el producto local al cliente»
—Tenemos problemas que afectan al consumidor como la vivienda, que obliga a abandonar el modelo de barrios, o la falta de conciliación familiar, ¿qué puede aportar a esta situación el comercio de proximidad?
—El comercio de proximidad y su dinámica empresarial facilitan básicamente tres aspectos: una compra más sostenible, cohesiona comunidades y ayuda a la seguridad de una zona por convertirla en dinámica y viva. Hay ejemplos e iniciativas que ponen de manifiesto que donde el pequeño comercio ha renacido, el conjunto del barrio ha ganado en muchos aspectos. Las familias por supuesto son las grandes beneficiadas, ya que sin tener que coger el coche pueden llenar su despensa o comprar todo lo que necesiten.
—¿Hay un futuro para estos comercios en los retos del mundo digital? ¿La sociedad responde en ese sentido?
—El avance de comercio digital es una realidad imparable, pero puede perfectamente coexistir con el comercio físico ya que este sigue teniendo una función indispensable en la compra de determinados productos. Precisamente la tradición del comercio físico ha ayudado a penetrar mejor en el comercio digital. Si detrás de una pantalla hay una historia, una trayectoria o una marca local, creo que es un valor añadido para el consumidor digital. La sociedad responde cada día más a toda oferta que se acerque a la autenticidad.
Según Mora, sin el pequeño comercio, los pueblos son más pobres y menos competitivos para promocionarse
—¿Qué importancia y significado tiene para los pequeños comercios el apoyo institucional? ¿Cuál es la asignatura pendiente en este sentido?
—Las instituciones responden y se dan cuenta de la importancia del tejido comercial vivo y dinámico. Deben seguir volcando los esfuerzos para facilitar la movilidad del consumidor, la seguridad, reforzar campañas de promoción y la lucha contra los top manta y la oferta ilegal. Creo que los ayuntamientos en general deben tener muy claro que, sin pequeño comercio, sin la dinámica que proporciona a residentes y visitantes, su pueblo es más pobre y menos competitivo a la hora de promocionarse. También creo que hay que profundizar en el mensaje y apoyar por parte de las instituciones iniciativas de servicio comercial encaminadas a la sostenibilidad ya que el consumidor lo irá viendo cada vez más como un valor añadido del tejido comercial.