El aula es ese espacio donde cada día el tutor o la tutora se reúne con una media de 22 alumnos y alumnas. Allí se crean los aprendizajes, se exponen los intereses de cada persona, se comparte, se ríe, se aprende, se superan retos... En definitiva es un espacio en el que ocurren muchas cosas que dejan impronta en cada alumno y alumna. Por eso, tan importante es lo que se enseña y aprende como el cómo se da esta acción bidireccional y dónde se realiza.
Cada aula tiene un mobiliario, unos metros y una distribución concreta. El docente debe jugar con todo ello para sacar el máximo partido y conseguir generar un ambiente seguro, afable y que potencie las capacidades de todos más que limitarlas. La conocida como ‘Metodología por rincones’ tiene un fuerte vínculo con el espacio del aula.
Metodología por rincones
Esta metodología organiza el espacio en zonas diferenciadas las unas de las otras, donde los niños y niñas se involucran en distintos aprendizajes, individualmente o en grupitos, y con diferentes dificultades, retos o desafíos.
Deben ser muy visuales y accesibles para todos y todas, sean cuales sean sus capacidades, accesibles tanto el espacio como los materiales y las distintas actividades que se van a llevar a cabo en ellos. Deben ser llamativos para los pequeños y deben tener características tanto de refuerzo como de mayor dificultad para satisfacer el aprendizaje de aquellos que necesiten superar nuevos retos o asentar mejor un aprendizaje.
¿Qué aportan los rincones?
Los rincones son espacios fantásticos para fomentar la autonomía al ritmo individual de cada niño o niña; además es una increíble fuente de creatividad y trabajo en grupo, por lo que las relaciones en el aula con los iguales y con los tutores se ven fortalecidas.
La implicación de los tutores en los rincones es máxima porque se esfuerzan en cambiar y mejorar las actividades y espacios en sí. Requiere de una alta organización por parte de ellos y están cuestionando constantemente qué funciona y qué no, por lo que someten a revisión y autoevaulación su propio trabajo.
Algunos ejemplos en infantil
La asamblea en el aula es un espacio fantástico donde la voz del alumno, sus intereses, sus inquietudes y sus necesidades salen a la luz y se comparten entre todos. Un viaje para el grupo en el que se establecen relaciones sociales de incalculable valor donde se fomenta la amistad, y el sentimiento de pertenencia al grupo. Aquí la participación de todos y todas es clave.
Otro de los rincones más comunes contemplan áreas como la construcción, donde pueden levantar ‘edificios, puentes, ciudades’, todo aquello que imaginen con materiales como piezas de lego, bloques de madera o incluso con ladrillos de goma espuma de mayor tamaño, que tiene cabida para realizar la construcción en un espacio exterior. Con este ambiente, además de la imaginación y la creatividad se trabajan conceptos como el tamaño, las medidas, el volumen...
Otro ejemplo es el dedicado a la lectoescritura, donde los niños se sumergen en el mundo de las letras, empezando por dibujar copiando las formas de la letra con lápices o sobre arena, rellenando palabras con las letras que les falta acompañados de imágenes, hasta escribir cartas para un compañero de clase... Las posibilidades son infinitas a la par que se trabaja el currículum y se dirigen los aprendizajes hacia unos objetivos. En relación a este espacio podemos encontrar aquel referido a las matemáticas, donde los números son los protagonistas del aprendizaje.
Las artes plásticas son fundamentales en el desarrollo de los más pequeños por eso un espacio en el que se pueda experimentar con diferentes materiales para crear arte es altamente recomendable.
¿Y qué es de una infancia sin el juego? El juego es la base del aprendizaje en estas edades tempranas (0-6), para las que se diseñan estos rincones. De hecho, el juego tiene presencia en todos los rincones: el juego simbólico, los disfraces, juegos de mesa, etc, abren todo un mundo de posibilidades para los alumnos, alumnas y sus tutores.
Hay muchos otros ejemplos, como un huerto si se dispone de espacio en el exterior del aula o de investigación de la naturaleza donde observar, por ejemplo, piedras, hojas o bichitos. Sean cuales sean estos espacios, será fundamental que se basen en el Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) que asegure un adecuado trato a la diversidad.
Si bien es muy común encontrar esta metodología en la etapa de Educación Infantil, cada vez está más presente en los primeros cursos de primaria, de esta forma la transición entre etapas es más difuminada y respetuosa. A medida que los niños y niñas crecen se tiende a optar por el trabajo por talleres, otra modalidad que esconde muchos beneficios.