Tuve el honor de jugar en el Constància durante dos temporadas, la 54-55 y la 55-56. Tenía 19 años y fue mi primera experiencia como futbolista profesional. Para un chico de Pollença era una oportunidad única ya que me permitió disfrutar de la tercera división de la época donde se competía con el Mallorca, el Atlético Baleares, Manacor y otros grandes clubs mallorquines y con los equipos de Menorca e Ibiza.
El Constància fue el trampolín que después me llevó a fichar por el Mallorca. Esos días de traslado en Vespa de Pollença a Inca para entrenar y la primera paga que me entregaron y que cuando se la dí a mi madre, ella me dijo ‘eso solo es tuyo porque te lo has ganado’... son recuerdos imborrables de una parte muy importante de mi vida tanto a nivel personal como profesional y que guardo en el corazón con mucho cariño.
¡¡¡Gracias Constància y que cumplas muchos más!!!