El documental Catalina i Magaluf, dirigido por María Pujalte Aleñar, nos introduce en un fascinante viaje a través del tiempo para explorar la profunda transformación de Magaluf, una de las zonas turísticas más emblemáticas de Mallorca. La narrativa discurre a través de la mirada y el testimonio de Catalina Feliu Amengual, una mujer de 90 años que ha sido testigo privilegiada de los grandes cambios por los que ha atravesado la localidad calvianera. El cortometraje se podrá ver durante la jornada de hoy 22 de junio proyectado en pantalla gigante en el marco de las celebraciones por la inauguración sel Paseo Marítimo de Magaluf.
Catalina es mucho más que una simple residente en la zona; es la propietaria de la primera casa construida en Magaluf en 1930, apenas unos años antes de su propio nacimiento en 1935. Este hecho la convierte en un símbolo viviente de la historia del lugar, un ancla en medio de la vorágine de desarrollo y evolución que ha experimentado Magaluf a lo largo de casi un siglo. Desde su casa, ha visto cómo un entorno prácticamente virgen y desconocido de pinos y arena se convertía progresivamente en un destacado y vibrante -y a veces controvertido- parque de atracciones para turistas, sobre todo británicos.
El documental se centra en la memoria de Catalina que explica su experiencia desde la cual se puede entender un poco mejor la evolución urbana, social y turística de Magaluf. En el cortometraje se habla de cómo el lugar ha cambiado drásticamente con el paso de los años: de pequeñas casas unifamiliares a imponentes hoteles; y de la calma y la tranquilidad a la incesante actividad diurna y nocturna. Catalina, que ahora siente la necesidad de cerrar su puerta con llave, se ha adaptado a todos estos cambios que ha traído consigo el turismo masivo.
A pesar del enorme desarrollo que ha alterado su entorno, la casa de Catalina se erige como un refugio familiar y un punto clave de su memoria y sus vivencias personales. La vivienda es un espacio que, a pesar del hecho de que muchos antiguos vecinos fueron vendiendo sus respectivas propiedades, ella se niega a dejar, resistiendo en cierta manera a la presión de la transformación urbana y conservando, de esta manera, una parte de la esencia original del primer Magaluf.
La directora del documental, María Pujalte Aleñar -que es nieta de Catalina- afirma en relación al proyecto que «hemos querido evitar la línea de criminalizar aquellas familias que a lo mejor por necesidades económicas han preferido vender para poder acceder a vivienda o a otras necesidades, pero es verdad que también celebramos que haya gente que se pueda permitir, como mi abuela, resistir y quedarse en su casa».
Catalina i Magaluf es, en esencia, una reflexión sobre la identidad de un lugar a través de la vida de una de sus habitantes más arraigadas. Es una historia sobre la resistencia, la nostalgia por lo vivido, y la lucha por preservar la memoria y la esencia de lo original en un ambiente de cambios cada vez más acelerados y profundos. El cortometraje invita al público a conocer una parte de la historia menos conocida de Magaluf, y a reflexionar sobre su compleja evolución, orígenes y futuro.