De Calvià se puede hablar en cifras, todas ellas llamativas. El segundo municipio más grande de las Illes Balears, solo por detrás de la capital, Palma, tiene una extensión de 145 kilómetros cuadrados y tiene una población de más de 53.000 habitantes, repartidos en 19 núcleos de población, muchos de ellos surgidos al albor de la expansión de la industria turística. En su territorio se diseminan numerosos establecimientos hoteleros, con 58.633 plazas, siendo los de 4 y 5 los más numerosos, con un 80 por ciento del total. Solo este dato evidencia la gran transformación de Calvià, su apuesta por la calidad y por consolidarse como uno de los destinos más atractivos del Mediterráneo.
Sin embargo, Calvià es mucho más que cifras. Es cultura, naturaleza, gentes acogedoras, carácter multicultural, gastronomía, patrimonio y, sobre todo, excelencia. Esta se lleva persiguiendo años y ahora se consolida en un municipio moderno, bien dotado de infraestructuras y pendiente de conservar su mayor valor, el medio ambiente.
El giro de Calvià hacia un turismo de calidad es muy visible con solo dar un paseo por cualquiera de sus núcleos de población
Los objetivos marcados sobrepasan los de simples tareas de mejoras, habituales en cualquier municipio que recibe un número tan grande de visitantes al año. Consolidar las buenas cifras de Calvià en la que es su principal industria se plantea desde sus responsables políticos como un camino constante hacia la mencionada excelencia, que se puede observar en las cifras de 2024.
Las mejoras en las plazas turísticas elevaron su precio en un 9 % como media en el coste para los clientes. Aún así la ocupación hotelera creció en un 5 %. Estas dos cifras ponen de relieve, por un lado, el aumento constante de la calidad media de los establecimientos y, por otro lado, el crecimiento firme de los distintos núcleos como destinos deseados por los visitantes.
Si bien la ocupación media en todo el ejercicio 2024 llegó en el municipio al 82,2 %, algunas zonas especialmente atractivas como Portals Nous, Illetes o Bendinat, llegaron en los meses de temporada alta al 95 % de plazas hoteleras cubiertas. Las cifras se vuelven aún más espectaculares en el caso de las dos grandes zonas turísticas clásicas de Calvià, Palmanova y Magaluf, que rondaron un 86,7 % de ocupación a lo largo del año y alcanzaron picos de casi el 100 % en el apogeo de la temporada alta.
Diversificación del mercado
También se ha dado una mayor diversificación en la procedencia de los turistas, habiendo entrado con fuerza nacionalidades como la estadounidense, la australiana o la coreana, que se van uniendo a las ya habituales británica y alemana. La diversificación del mercado contribuye especialmente a la consolidación del destino por encima de circunstancias coyunturales que puedan frenar a los turistas según las condiciones de sus países.
Todo esto se traduce en una prosperidad de estas zonas nunca antes vista, de la mano de una calidad general, que redunda tanto en la satisfacción de los visitantes como en un mayor bienestar para los vecinos.
La nueva cara de Calvià, su giro hacia un turismo de calidad, alejado de los excesos del pasado, agradable para clientes que apuesten por un nivel óptimo para sus vacaciones, que cada vez más desean pasar en familia, se ha concretado en un cambio visible y muy llamativo con solo dar un paseo por cualquiera de los núcleos.
Planta hotelera e infraestructuras
La planta hotelera ha sido firme en su apuesta por esa nueva Calvià. Los hoteles han sido objeto de reformas y mejoras que los han llevado a la vanguardia del turismo mundial. Los establecimientos han realizado importantes inversiones centradas en crear la sensación en los visitantes de que se está disfrutando de una experiencia puntera y de primer nivel.
La guinda del pastel la han puesto las distintas intervenciones realizadas en las infraestructuras. Entre todas ellas, que han afianzado la imagen de Calvià como un destino moderno, confortable y de calidad global, se pueden destacar algunas que han llamado y llamarán aún más la atención. El primer ejemplo, del que en este especial se hablará pormenorizadamente, es el de Magaluf y su nuevo Paseo recién transformado.
Naturaleza
La reforma del Paseo Magaluf tiene como principal objetivo crear un espacio donde la naturaleza sea protagonista, que sume más que reste a la belleza del entorno. Con su transformación, se ha creado un paisajismo muy mediterráneo, lleno de dunas, palmeras y flora autóctona resistente a la escasez de agua. La idea es la de crear un verdadero oasis urbano que aumente la sensación ya de por sí paradisíaca de disfrutar de Magaluf. El agua es un elemento básico en esta reforma, con sistemas que aprovecharán las pluviales y la propia agua del mar.
La guinda del pastel la han puesto las distintas intervenciones realizadas en las infraestructuras
Las obras se han llevado a cabo con fondos europeos y de la Agencia de Estrategia Turística de Balears. En esta primera fase se ha intervenido en un trayecto de unos 650 metros cuya reforma se inaugura hoy. Por delante queda una segunda fase que completará el trazado de este renombrado Paseo, ahora bautizado en honor de Gabriel Escarrer. La siguiente fase obtendrá sus recursos económicos del Impuesto de Turismo Sostenible, con un montante de 3 millones de euros concedidos ya por el Govern de les Illes Balears. Está previsto que los trabajos se inicien a finales de este año con el objetivo de perturbar lo menos posible la actividad en la temporada alta. Así se ha actuado con la primera reforma que hoy está lista para su puesta de largo.
Esta reforma es solo la punta de lanza de una preocupación constante a pie de calle por hacer de las zonas emblemáticas de la industria turística de Calvià un ejemplo del turismo del futuro, una actividad que no admite otra visión que la de la calidad y el equilibrio con el entorno. Muchas otras acciones se han realizado o se tienen previsto realizar para que el motor en el camino hacia la excelencia no se detenga.
Los frutos ya se ven en lugares como Magaluf, considerada como la mejor playa urbana de Mallorca, tanto por su belleza como por sus servicios y comodidad. No obstante, Calvià tiene una geografía afortunada y no son pocas las playas, calas y rincones con encanto que salpican tanto su litoral como su interior. La gastronomía, la cultura, la historia, la etnología sirven como complementos perfectos a la experiencia de sol y playa y ponen en evidencia que Calvià es la cabeza visible de esa nueva Mallorca que garantiza la autenticidad tanto como el futuro.