Las autoridades australianas detuvieron este sábado al tenista serbio Novak Djokovic y le transfirieron a un hotel de Melbourne que sirve como centro de detención de inmigrantes a la espera de la vista judicial del domingo sobre su posible deportación. «La Fuerza Australiana de Fronteras puede confirmar que el señor Djokovic fue detenido tras la cancelación de su visado», dijo en un correo electrónico enviado a Efe un oficial, al precisar que las condiciones de su reclusión responden a las órdenes judiciales emitidas el viernes por la noche.
La raqueta número uno del mundo vuelve así al Hotel Park, donde ya pasó detenido entre el miércoles de la semana pasada cuando le cancelaron por primera vez su visado por problemas en el cumplimiento de los requisitos impuestos por la covid-19, y hasta este lunes, cuando un juez decidió dejarle en libertad. El caso sobre la entrada al país del tenista, que tiene previsto defender su corona del Abierto de Australia, coincide con un repunte de contagios en el país austral vinculados a la variante ómicron.
Previo a su detención, Djokovic se reunió durante varias horas y hasta pasado el mediodía de Melbourne con sus abogados para analizar la estrategia de cara a tratar de revertir la decisión adoptada la víspera por el ministro de Inmigración, Alex Hawke, de anular por segunda vez el permiso de entrada. De momento, no han trascendido las conversaciones entre el balcánico y sus abogados de cara a la vista que se celebrará, con carácter de urgencia, el domingo a las 9:30 hora local (22:30 GMT, del sábado) ante el pleno del Tribunal Federal de Melbourne y que determinará su futuro en el Abierto de Australia.
Un riesgo para Australia
En un documento de 258 páginas presentado ante el tribunal, el ministro de inmigración australiano denunció que la presencia de Djokovic constituye un «riesgo» puede «conducir a un aumento del sentimiento antivacunas en la comunidad» lo que podría derivar en disturbios, como los registrados previamente en Melbourne. «He considerado el hecho de que Djokovic es una persona no vacunada de alto perfil que ha indicado públicamente que se opone a vacunarse contra la covid-19», escribe Hawke en el documento hecho público este sábado. «La presencia continua del señor Djokovic en Australia puede conducir a un aumento del sentimiento antivacunas generado en la comunidad australiana, lo que podría conducir a un aumento de los disturbios civiles del tipo experimentado anteriormente en Australia con mítines y protestas».
A pesar de ello, Hawke admitió que la presencia de Djokovic, quien según documentos médicos superó la enfermedad en diciembre, representa un riesgo «insignificante» de propagar el virus. El país oceánico ha vacunado con la pauta completa a un 95 % de la población diana y avanza en la dosis de refuerzo, pero miles de antivacunas se resisten a inocularse el fármaco. Durante los confinamientos decretados en Melbourne, que acumula en toda la pandemia 262 días bajo estrictas medidas al sumar seis periodos diferentes, se registraron enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes antivacunas. Este sábado, frente al complejo deportivo donde se celebra el Abierto de Australia, centenares de personas que se niegan a vacunarse se congregaron para expresar su opinión y apoyar la lucha del tenista.
«Queremos que Djokovic juegue» y «dejadlo libre» eran algunos de los lemas que se gritaban en medio de banderas de Australia y otras enseñas vinculadas a grupos de ultraderecha del país entre un fuerte despliegue policial y en el que no hubo incidentes, según las imágenes retransmitidas por medios locales. Djokovic viajó el 5 de enero a Melbourne desde España con una exención médica por no estar vacunado, al haber estado contagiado de la covid-19 recientemente, aunque a su llegada las autoridades de Inmigración le cancelaron el visado y lo detuvieron hasta su liberación el lunes por una orden judicial al considerar que no fue tratado con «equidad».