Desde lo alto de la calle la Sínia d’en Gil se intuye perfectamente el rectángulo de lo que fue el terreno de juego del estadio Lluís Sitjar y los montículos laterales permiten observar el lugar donde estaba ubicada la tribuna cubierta y la superior. Pero poca cosa más. Alguien que desconoce la historia del Real Mallorca y que jamás ha visto el inolvidable recinto deportivo en pie, tiene difícil imaginar que justo ahí se levantó un campo mítico de la Liga española. Las obras del Parc de sa Riera han delimitado poder acercarse hacia los muros que envolvían el estadio hasta que en el año 2007 se cerró definitivamente y entre finales de 2014 y principios de 2015 se iniciaron las labores para acometer su derribo.
Durante estos últimos meses se han llevado a cabo mejoras en la zona del Parc de sa Riera y el perímetro del campo permanecía acotado. Sin embargo, en la actualidad no hay ningún impedimento para acceder a la zona donde estaba el césped ya que el muro que delimita el fondo norte está derruido y algunos seguidores aprovechan para acercarse y darse una inyección de nostalgia volviendo al lugar donde futbolísticamente fueron muy felices.
Desde lo alto de la Sínia de’n Gil o simplemente paseando por el interior del parque, puede uno acceder al solar, que no está vallado en esa zona, e imaginarse en su asiento de socio o visualizar cómo se desarrollaban los partidos sobre el terreno de juego. Algunos pasean con la mirada perdida, otros aprovechan para jugar con sus mascotas y si bien desde los pisos situados tras lo que era el fondo sur la panorámica del campo es perfecta, siempre es motivo de emoción contenida volver a la zona donde el balón corría libremente décadas atrás.
Cort cerró a finales del pasado año el proceso de adquisición de los títulos de propiedad de lo que fue el antiguo campo y el plan pasa por seguir desarrollando la zona verde en esa parte de la ciudad, construir un pabellón deportivo y a su vez un aparcamiento en la parte de la plaza de Barcelona. Sin embargo, a este tratado de intenciones le resta por resolver que el consistorio registre la plena propiedad del solar al no haber logrado el cien por cien de las acciones, aunque sí una mayoría muy cercana.
De los 666 títulos de propiedad consiguió 588, incluidos también los que estaban en poder del Real Mallorca. El resto de copropietarios hasta llegar a la cifra de 666 o bien no han atendido la llamada que Cort hizo en su momento o sencillamente se han dado por ilocalizables. La falta de esos 78 títulos ha ralentizado los planes del consistorio cuyo principal objetivo es que la futura zona deportiva alcance algo más de 33.000 metros cuadrados. Ampliar la calle Ramón Picó, construir aparcamientos y destinar una parcela de viviendas a precio asequible entra dentro de unos planes que todavía no tienen fecha de ejecución.
Pero mientras este gran proyecto se convierte en realidad, lo que se puede ver es cómo lo que era el campo del Mallorca es un solar que por mucho que un mallorquinista tenga asumido que ahí jugaba su equipo, se hace difícil ver ese lugar abandonado a la suciedad, los matorrales, los hierbajos y los escombros que todavía pueblan el fondo debido a que el muro está completamente destruido y esparcido por el suelo.
Curiosamente este año 2025 se van a cumplir 80 desde que se disputó el primer partido oficial en lo que empezó a denominarse Es Fortí. Fue un 23 de septiembre de 1945 cuando el conjunto rojillo jugó el partido ante el Xerez correspondiente a la primera jornada de la temporada 45/46 consiguiendo ganar por tres goles a cero. Miquel Sans anotó el primer gol en ese estadio en el minuto 57. Posteriormente anotaron Moltalvo y García Díaz.
Así empezó a escribirse la historia de un recinto cuyas obras arrancaron casi un año antes, el 26 de noviembre de 1944 tuvo lugar la ceremonia de colocación de la primera piedra del campo. Honor que recayó sobre Isabel Hurtado de Veglison. El campo fue apadrinado por Leonor March Delgado y Vicente Morant, hijo del exjugador Senset. Carles Garau fue el responsable del proyecto y en esos años decidió que esos terrenos situados entre lo que era la Sínia de’n Gil, el velódromo de Tirador y el Camp d’en Serralta fueran los que albergarían a un Mallorca en crecimiento y que necesitaba ya unas instalaciones acordes con esos tiempos. El terreno de juego de Bons Aires se había quedado ya muy pequeño.
El año de su inauguración, 1945, el estadio se puso en funcionamiento con una capacidad de 16.000 espectadores y durante su historia fue reformándose y aumentando y a su vez disminuyendo. En 1960 se alcanzó la cifra de 25.000 y en 1982 se llegó a los 31.000. En 1988 por motivos de seguridad y al tener que atender a la normativa de que todos los espectadores estuvieran sentados, la capacidad disminuyó hasta los 17.000.
Jovan Stankovic, en 1999, concretamente el 13 de junio en la jornada 37 de Liga, anotó el último gol del Mallorca en Primera. El equipo rojillo ganaba por dos goles a cero al Celta de Vigo, tantos anotados por Ibagaza en el 63 y por Stankovic de falta en el 89. El brillante atacante del Mallorca tiene el honor de haber cerrado el cómputo goleador del equipo bermellón en la máxima categoría.
Todos los aficionados tienen temporadas, partidos, ídolos y vivencias de lo que fue ese estadio. En ese campo se han vivido ascensos, partidos gloriosos ante Madrid y Barcelona, encuentros vibrantes de Copa del Rey y de la Recopa, han pasado figuras mundiales como Diego Armando Maradona, ha jugado la selección española, ha visto consagrarse al mejor jugador que han dado las Illes Balears, Miquel Àngel Nadal.
Hubo desastres como el acontecido en el año 1984 con la caída del foso o con el derribo de una torre de luz y de una portería en pleno partido en Segunda ante el Lleida. Se apagaron las luces en varios encuentros, uno de ellos en plena tormenta en un Mallorca-Real Madrid televisado por Antena 3 y en definitiva, se ha vivido el fútbol como nunca se podrá llegar a vivir en el estadio de Son Moix.
El Lluís Sitjar y el ambiente que se generaba lo días de partido suponía también una enorme inyección económica para los bares y restaurantes de la zona, establecimientos que formaban parte de la barriada de Es Fortí y que algunos de ellos no aguantaron al quedarse sin el extra que suponía disponer de un estadio que albergaba partidos del equipo más representativo de la Isla.
Este 2025 se cumplen 80 años después de su inauguración y 18 que echó definitivamente el cierre tras un partido entre el filial y el Sabadell el 9 de junio de 2007 en el encuentro de vuelta de la fase de ascenso a Segunda B entre el filial y el Sabadell. Paseando por el parc de Sa Riera el muro que delimita lo que era el estadio de la zona exterior permanece en el suelo, son un puñado de escombros que dan acceso a lo que era el fondo donde tantos y tantos seguidores vieron los partidos de su equipo. En la actualidad solo quedan recuerdos de una época inolvidable de fútbol, de goles, de grandes equipos y de un campo que permanece vivo en la memoria de miles de mallorquinistas.
AngelcaídoCap de suro!