El patinazo de Mendizorroza eclipsó uno de los datos más redondos que dejaba tras de sí el encuentro entre el Alavés y el Real Mallorca. Sentado en el banquillo visitante y a menos de 80 kilómetros por carretera de su localidad natal, Jagoba Arrasate Elustondo (Berriatua, 1978) dirigía su partido número 250 en Primera División. Una cifra más que significativa que le afianza tras la nobleza que compone la parrilla de esta temporada en la máxima categoría del fútbol español. Una lista en la que solo le superan su amigo Ernesto Valverde (531), Manuel Pellegrini (496), Diego Pablo Simeone (490) y Marcelino García Toral (415).
Jagoba da sus primeros pasos como entrenador del Mallorca, donde suma doce partidos en los que, pese al bajón de esta jornada, acumula un rendimiento positivo: ha ganado casi la mitad y ha puntuado en dos de cada tres. Sin embargo, el camino del vizcaíno empezó hace más de once años en Anoeta, después de que Jokin Aperribay le confiara el banquillo de la Real Sociedad para darle continuidad al proyecto que había liderado el francés Philippe Montanier, con el que había trabajado como uno de sus ayudantes tras ir ganando experiencia en el Berritua, el Elgoibar y en la propia cantera txuri-urdin. El 17 de agosto de 2013 se estrenaba en casa con un partido ante el Getafe que resolvían los goles de Carlos Vela y Seferovic (2-0) y acababa el trayecto la temporada siguiente por culpa de un mal inicio. En total dirigía 48 partidos de Liga, en los que recopilaría tantas victorias (17), como derrotas (17).
Después de inaugurar en San Sebastián su expediente como entrenador de elite, Arrasate tuvo que ganarse su vuelta a Primera División en Segunda. Con el Numancia, donde sumó valiosas horas de vuelo y, sobre todo, con Osasuna, al que llevó de vuelta a la cima el mismo año en una cordada en la que también ascendían el Granada de Diego Martínez y el Mallorca de Vicente Moreno (2019).
Si hay un lugar en el que ha brillado la pizarra de Arrasate es en Pamplona. De los 256 partidos en los que estuvo a cargo de Osasuna, 190 fueron en el escaparate de la Primera División (63 victorias, 52 empates, 75), una categoría en la que, ya con un bagaje mucho más amplio, consolidó al conjunto navarro entre los habitantes de la clase media.
En Mallorca, origen y punto de partida de su última aventura en Primera, solo ha dirigido hasta el momento una docena de encuentros, los suficientes para ganarse el cariño del mallorquinismo. El 250 dejó un regusto amargo, como el de hace unas semanas en Cornellà o el de la segunda jornada en El Sadar. A su vez, también ha sellado un puñado de encuentros azucarados, como las victorias de Butarque, el Villamarín y Zorrilla, los triunfos en casa contra la Real Sociedad y el Rayo Vallecano. O el duelo de su presentación, sin ir más lejos. Un empate contra el Real Madrid que encendió la hoguera de la ilusión a mediados de agosto y avivó la esperanza de una afición que no sabía muy a qué agarrarse tras el relevo en el banquillo y las maniobras del mercado de fichajes.
Jagoba Arrasate tiene tiempo en Mallorca para seguir dándole volumen a unas cifras que ya son relevantes. Cuando recibió la llama de Pablo Ortells, el preparador vasco aceptó el reto de liderar un proyecto a medio-largo plazo —firmó un contrato de tres temporadas, algo poco habitual en el fútbol de hoy en día— y si los números le acompañan puede registrar en los próximos cursos otras cifras redondas como técnico de Primera.
Jagoba, el quinto en cuanto a partidos dirigidos de los que hay ahora mismo en Primera División y muy lejos todavía de los que tiene por encima, es también quien está al frente de los técnicos que figuran en el segundo nivel. Ahí se encuentran José Bordalás (246), Imanol Alguacil (231), Luis García Plaza (226) o Carlo Ancelotti (201), que por edad es uno de los más veteranos del campeonato.
En esos 250 partidos, Jagoba Arrasate se ha enfrentado a 29 rivales y los dos con los que más se ha cruzado son el Real Madrid y el Sevilla. Los dos equipos a los que más ha ganado son el Cádiz y el Alavés y el que peor se le da es el próximo que pasará por Son Moix, el Atlético de Madrid.