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Son Sant Joan se tiñe de rojo

Miles de mallorquinistas han madrugado para coger un vuelo rumbo a Sevilla para estar junto al RCD Mallorca en una final histórica

Aficionados, en Son Sant Joan. | Javier Jiménez

| | Palma | |

6 de abril de 2024, un día histórico para el RCD Mallorca y para miles de mallorquinistas que han querido estar junto a su equipo en la final de la Copa del Rey que se disputa en Sevilla.

Desde primerísima hora de la mañana, el aeropuerto de Palma se ha teñido de rojo gracias a la afición. Miles de bermellones han madrugado, algunos ni han dormido, para coger un vuelo que les lleve a la final de sus sueños. Ultima Hora ha viajado también con un grupo de aficionados.

Este viernes ya arrancó operación salida a la Cartuja con cientos de aficionados, tanto por aire como por mar. Por la tarde, la gran expedición del Moviment Mallorquinista puso rumbo a Sevilla, primero a bordo de un barco hasta Valencia y después con autocar hasta la capital hispalense.

Eran las cuatro de la mañana cuando los auxiliares de seguridad, en el control de pasajeros, apenas podían bostezar del ritmo frenético pero controlado: «No ha habido colapso, se ha mantenido muy bien. ¿Ves estas filas? Pues así desde que he comenzado la jornada», comentaba hace apenas dos horas un empleado algo, algo más tranquilo. La agilidad ha imperado en todo momento. Todos los carriles se han abierto debido a la previsión de grandes masas de pasajeros. La mayoría, bermellones madrugadores, bermellones orgullosos con sus camisetas. Bermellones siendo bermellones.

Es un día histórico y así lo han reflejado: «Me he despertado tan nerviosa como si fuera el día de mi boda», ha comentado María, una auténtica aficionada, nieta de la presidenta de la Federación de Peñas del Mallorca y del que fuera jefe de seguridad del RCD Mallorca (su abuelo).

Un total de 23 vuelos despegarán durante este sábado rumbo a Sevilla. Los primeros han salido a las cinco de la mañana. Los últimos, a las cinco y cuarto de la tarde.

Un grupo de 70 personas de Esporles ha ocupado buena parte de la terminal. Arnau Nadal, uno de los organizadores cuenta que fue al grano el día en que supo que el Mallorca iba a la final: «Se va a ir a La Cartuja. Quién quiera, que se apunte». Su sorpresa fue recibir una respuesta unísona: «Yo me apunto». Entre los vecinos, se reorganizaron. Unos se encargaron del hospedaje y otros, como Viajes Llabrés, de sacar los billetes. «Sea como sea, llévanos a Sevilla», le soltó Arnau a los dueños de la empresa. Este sábado su vuelo ha salido a las once.

Sergio Balaguer, de 11 años, estaba inquieto. Esta será la primera vez que vea al Mallorca en una final, y fuera de la Isla. Apenas ha dormido: «Hoy se descansará poco, pero tengo muchas ganas. Ganen o no». A pesar de las desgracias, la final de la Copa del Rey es un evento que, pase lo que pase, no se puede perder. Así lo ha dicho Miquel Matas, que ha cogido el avión con un pie escayolado y en silla de ruedas. Tuvo un accidente con la moto y se fracturó la tibia. «Siento nervios y mucha emoción. Entraré al estadio con muletas y luego, de fiesta. Porque gane o no el Mallorca hoy se sale».

Sin incidencias

Según las últimas previsiones de Aena, los vuelos programados saldrán puntuales. No ha habido ningún retraso y esta tranquilidad se ha notado entre los aficionados que, a pesar de que no ha habido colapso durante la mañana, la mayoría ha llegado con dos horas de antelación, mínimo. La mayoría de las salidas se han acumulado entre las 08.00 horas y las 11.30 horas.

Sin embargo, no ha sido igual para el aparcamiento. Todas las plantas del parking de corta y larga estancia de Son Sant Joan están prácticamente llenas, lo que ha provocado que muchos vehículos, que no encontraban plaza, estén estacionados en rincones estrechos, columnas o huecos difíciles de prever. Muchos han acudido con sus coches porque regresan este mismo domingo, algunos incluso a primera hora con todo el cansancio y la adrenalina del partido.

Los símbolos del Mallorca siguen decorando la terminal. Incluso en las pantallas con la información de las salidas, hay un panel del Ajuntament de Palma dedicado a la escuadra balear: «Venim de l'infern per tocar el cel», señalaba el anuncio en rojo y negro.

Pocos pero llamativos. El aeropuerto ha tenido a sus rivales. Los aficionados del Athletic caminaban por la terminal con las camisetas del equipo. Otros, como una madre con sus dos hijos pequeños, llevaban encima dos bufandas donde se podía leer «Aupa Athletic». El orgullo vasco se ha visto en Mallorca, aunque era minoritario, y con mucha honra. «Estábamos en la Isla visitando a familiares y hace dos días, literal, que pillamos vuelos para ir a Sevilla a ver el partido», han relatado Asier junto a su hijo Markel, ambos bilbaínos. El menor cuenta que ha estado todos los días paseando la camiseta como un buen ‘león'. «Tengo ganas de que llegue el partido. El Athletic ganará 2 a 0», ha querido mojarse Markel.

Su periplo, casi improvisado, ha comenzado con un vuelo directo a Sevilla desde Son Sant Joan. Una vez en la capital andaluza, se juntarán con familiares desplazados desde Bilbao. Al acabar el partido, se unirán con ellos en coche y viajarán toda la noche hasta el País Vasco. Hoy no se duerme.

Otra vasca, Adai, de 17 años, se encontraba estos días en Mallorca junto a su familia por vacaciones. Ha llegado a la terminal con la camiseta del Athletic, pero en su caso vuelve a Bilbao y «desde casa veré el partido». Ella es una auténtica aficionada, ha comentado, y asegura que le ha llamado la atención que «los balcones de los edificios no tuvieran tantas banderas del Mallorca colgadas. En Bilbao, es una locura, todos los vecinos la sacamos». Adai cree que será un partido complicado, pero espera que ganen los suyos.

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