En la cuarta jornada de la temporada 2002-03, Gregorio Manzano Ballesteros (Bailén, 1956) se presentaba en San Mamés caminando como un funambulista por la cuerda floja. Habían pasado tres jornadas y el Mallorca había perdido los tres encuentros. Visitaba al Athletic con la obligación de sumar para aliviar su situación. Aquel triunfo prendió la mecha a una racha extraordinaria de siete victorias consecutivas. También en la Copa del Rey, aquel Mallorca fue despejando las dudas a medida que avanzaba. Verdugo del Real Madrid en cuartos de final (con un inolvidable 4-0 en la vuelta) y del SúperDepor en semifinales, alcanzó la gloria en Elche tras golear al Recreativo de Huelva (3-0) en la noche de Samuel Etoo.
¿Cómo recuerda ahora, 21 años después, aquella final en Elche que a día de hoy supone la única Copa del Rey que tiene el Mallorca en sus vitrinas?
Pues el recuerdo siempre te lleva a rememorar tiempos felices. Pudimos ganar aquella Copa y saldar un poco la deuda del club que había perdido las finales de 1991 y 1998. Con ese triunfo hicimos también partícipes a los entrenadores y las plantillas que lamentablemente se habían quedado con la miel en los labios. Era una espina que tenía el club clavada y que pudimos quitarla.
El camino no fue nada fácil
En absoluto. Pasamos situaciones diversas en todos los aspectos y realmente vivimos momentos muy complicados. Creo recordar que eliminamos a la Gramanet con un gol de Novo en el último minuto; al Hércules en la tanda de penaltis y visitamos al Valladolid en enero con un campo helado en el que Carlitos supo encender la luz con un hat-trick. Después nos tocó el Real Madrid, campeón de Liga ese año y de Champions en la campaña anterior. Logramos un valioso empate en la ida y en la vuelta aquel 4-0 inolvidable. En semifinales nada menos que el SúperDepor, que el año anterior le había amargado la Copa al Real Madrid con el Centenariazo. El primer partido en Riazor fue muy extraño porque en el minuto 89 ganábamos 0-3 y de repente nos volvimos con un 2-3 y la sensación de dejarles vivos. En la vuelta marcó Fran y nos dejó al borde de la eliminación. Menos mal que en el tramo final Ibagaza firmó un empate que nos daba el pase a la gran final.
Y después llegó la gran final ante un Recreativo que ya había descendido y que el Mallorca afrontó como gran favorito.
Así es. Íbamos de favoritos y eso supuso una presión extra. Pero quiero recordar que en Liga no fuimos capaces de ganarle al Recreativo ninguno de los dos partidos. El partido no fue fácil. Ni mucho menos. Ellos tenían la herida del descenso y sabía que lo iban a dar todo para dar una alegría a todos los aficionados desplazados. Recuerdo que nos adelantamos por un gol de Pandiani tras un penalti que le hicieron a Etoo. Xisco marcó un gol que le anularon y podía no haberse anulado. Y en la segunda parte emergió la figura de Etoo, que marcó esos dos golazos para ganar el título.
Todos tenemos en mente aquella imagen suya comunicándole a Etoo la muerte súbita de su compañero Marc Vivian Foé que estuvo a punto de provocar que no jugara la final.
Fue un momento difícil que no te enseñan en ninguna escuela de entrenadores. Le comuniqué lo que había sucedido y le dije que estaba en su derecho de decidir si debía jugar o no. No obstante, le indiqué que el mejor homenaje era jugar, ganar y brindarle el título a su compañero. Realmente llegué a pensar que Samuel abandonaría la concentración y se iría. Pero hizo lo que le dictó su conciencia. Jugó, marcó dos goles y se marchó prácticamente sin tiempo para celebrar nada para coger un vuelo en el aeropuerto de Alicante porque al día siguiente disputaba la final de la Copa Confederaciones en París ante Francia.
¿Recuerda ahora alguna anécdota de aquella final que se pueda contar?
Pues mira. Recuerdo que el día antes entrenamos en el Martínez Valero y le dije a Toni (preparador físico) que se llevara a toda la plantilla a un córner, alejado de los medios. Les dije a los jugadores que cerraran los ojos y que visualizaran lo que iba a pasar al día siguiente. Les dije visualizar el entrenamiento previo, la salida al terreno de juego, imaginar que marcamos el primer gol, después el segundo y alzamos la Copa. Al día siguiente, después de la final, recuerdo que Leo Franco o Carlitos se acercó a mí y me dijo: ‘míster, ayer se equivocó, nos dijo que ganábamos 2-0 y fue 3-0... Esa fue una bonita anécdota de todo lo que rodeó aquella final y las vísperas del encuentro.
Hablando de visualizar, ¿cómo ve la final entre el Athletic y el Mallorca?
Recuerdo que Javier Aguirre comentó que no eran favoritos ni contra el Girona ni contra la Real Sociedad, sobre todo jugando el partido de vuelta en San Sebastián con 0-0 aquí, y le salió perfecto. Por supuesto que el Mallorca tiene opciones de vencer al Athletic porque ellos tienen que exponer más y van de favoritos. Y eso es una final puede ser un arma de doble filo. Ahora mismo veo al equipo en un buen momento de forma y ver en el estadio a 20.000 seguidores que se han desplazado desde Mallorca por supuesto que supondrá un aliciente extra para los jugadores. ¿Una clave? Sería muy osado por mí parte meterme a entrenador. Creo que Aguirre tendrá el partido super trabajado, hasta el más mínimo detalle, y él sabrá perfectamente cómo tiene que prepararlo.