Quinta semifinal para el Real Mallorca. El equipo balear ha alcanzado penúltima ronda del torneo del K.O. quince años después de aquella eliminatoria ante el Barcelona en marzo de 2009... que precisamente es la única semifinal que ha perdido. En las tres anteriores (1991, 1998 y 2003) alcanzó la final, aunque solo en la última pudo levantar el título al derrotar al Recreativo de Huelva (3-0) en una exhibición magistral de Samuel Etoo.
Dos años y nueve partidos después, el Mallorca disputaba un partido de la Copa del Rey ante sus aficionados. El sorteo le emparejó con el Girona, el líder de la Liga y el equipo de moda en el fútbol continental. Un equipo que acumulaba diecisiete partidos consecutivos sin perder y que solo había doblado la rodilla ante el Real Madrid.
El grupo de Javier Aguirre salió sin complejos. A morder desde el primer instante y esa voracidad sorpredió al Girona. El conjunto de Míchel, que habituamente juega sin demasiadas precauciones defensivas, cayó en el plan ejecutado por su rival. Cuando se quiso dar cuenta de qué iba la película, ya había encajado tres goles. En apenas un cuarto de hora mágico, del minuto 20 al 34, Larin y Abdón en dos ocasiones abofetearon a un Girona que estaba encajando la paliza de la temporada. La expulsión de Raíllo, y el primer tanto visitante, provocaron que el Mallorca se pusiera a defender para resistir. Y lo hizo. El tanto postrero de Savinho (minuto 95) provocó una catarsis en Son Moix, que celebró como nunca el pase a las quintas semifinales de su historia.
La primera vez que el Mallorca se coló en la penúltima ronda del torneo fue en la temporada 1990-91, con Serra Ferrer como entrenador. El equipo balear tuvo que disputar doce encuentros ante Gimnástica de Torrelavega, Sabadell, Oviedo, Elche, Valencia y Sporting de Gijón para plantarse en la final más desigual de la historia: en el Santiago Bernabeú y ante el Atlético de Madrid. El equipo balear aguantó de forma estoica hasta un gol de Alfredo Santaelena en el minuto 111 de la prórroga.
Siete años después, en la campaña 1997-98, con Cúper a los mandos, el Mallorca se plantó en la final después de dejar en la cuneta a Sóller, Las Palmas, Celta, Athletic Club y Alavés. El Barça de Van Gaal sería el rival en la cita de Mestalla. Fue un duelo épico. Una batalla en la que el Mallorca resistió hasta los penaltis con nueve jugadores (Daudén Ibáñez expulsó a Romero y Mena) y con Stankovic renqueante. El serbio tuvo el título en sus botas, pero falló la pena máxima y el equipo se quedó con el consuelo de ser el campeón moral de aquella inolvidable noche.
Un lustro después, en 2003, con Gregorio Manzano, alcanzó la gloria después de un camino difícil. Gramanet, Hércules (pasó en los penaltis), Valladolid, Real Madrid y el SúperDepor fueron los obstáculos antes de plantarse en la final en la noche de Etoo. El camerunés aplastó al Recreativo de Huelva en la final de Elche con un doblete -Pandiani había abierto el marcador- para hacer campeón al Mallorca.