En equipos de la zona media la emoción por conocer cuándo se certificará la permanencia lo es todo. Eso permite olvidar si se juega mal o muy mal por lo tanto lo mejor es no salirse del guion. El Mallorca fue una apisonadora en el segundo tiempo y en el primero sucumbió ante un Getafe más ordenado, pero que solo pudo marcar un gol. Los de Sánchez Flores no resistieron al instinto de supervivencia de este Mallorca que tras el intermedio fue el de casi siempre. El guion es bueno o malo no en función del juego, si no en función del resultado. Que se lo pregunten a los que están por debajo del Mallorca. Es en lo único en que estuve de acuerdo con Joaquín Caparrós Camino, ya saben, «la clasificación, amigo, la clasificación».
Sin la mentalidad adecuada no hay un sistema que sea bueno. El dibujo en la pizarra sirve si se alcanza el objetivo y estar salvados a ocho fechas del final es un éxito brutal para un equipo como el Mallorca. Contrariamente a lo que puede creerse, el balón no es secundario en el ideario de Aguirre, sencillamente hay momentos donde el equipo tiene luces para manejarlo a su antojo y otros donde no sabe cómo argumentar sus llegadas. En la primera parte la pelota quemaba. Cuando todo volvió a su sitio el fútbol creció y el Mallorca también. El Getafe se fue con una sensación de vacío total y el Mallorca ganó una permanencia y modificó el partido desde el fútbol y la fe.