Ganar al Villarreal siempre es especial. No es un partido cualquiera. Ni mucho menos. El Real Mallorca ganó (4-2) al Villarreal en un partido memorable. Son Moix fue una fiesta. Ningún aficionado ha olvidado la denuncia del Villarreal que en el verano de 2010 dejó al Mallorca fuera de Europa. El equipo castellonense ganaba así en los despachos lo que no había sido capaz de conseguir en el terreno de juego. Y desde entonces, el castellonense es un equipo maldito.
Javier Aguirre sorprendió dando descanso a Valjent y situando a Gio como central. Además, Kadewere fue titular con el encargo de anular la creatividad de Parejo. El Mallorca derrochó intensidad y dificultó la salida de balón del rival, que se ahogaba sin remedio ante la presión del Mallorca. Aguirre, tantas veces criticado por conservador, timorato y precavido, planteó un partido valiente con dos delanteros. El mexicano demostró que este Mallorca también sabe jugar al ataque, que puede ser un equipo ofensivo. Veremos si es el camino a partir de ahora.
Kadewere abrió el marcador, tras un error de Reina, y el Villarreal se quedó con diez un minuto después. El Mallorca tenía el partido encarrilado y tenía ventaja numérica. El conjunto castellonense es un gran equipo, con excelentes individualidades, y Morales empató a tres minutos del descanso. Ayer, nada podía salir mal y Dani Rodríguez desniveló el partido antes de que los jugadores enfilaran el camino de los vestuarios.
El Villarreal empató muy pronto, pero Dani Rodríguez y Muriqi dejaron el duelo sentenciado con mucho tiempo por delante. Y de ahí hasta el final, dominio del Villarreal, trabajo defensivo del Mallorca, intensidad y el lento discurrir del cronómetro.