El Real Mallorca tiene un problema en el centro del campo. Lo lleva teniendo desde principio de temporada y Aguirre no le ha encontrado solución. Galarreta hasta ahora ha sido el hombre que mejor ha funcionado, pero de un tiempo a esta parte, con todo el asunto de la renovación que no se ha concretado, ha bajado enteros. Es una realidad palpable. A partir de ahí Baba es excesivamente intermitente; Grenier no da continuidad a su juego y Battaglia es la cuarta opción.
No ha dado con la tecla el entrenador mexicano, que tiene ahora la posibilidad de dar un nuevo impulso a la zona ancha del campo con la llegada de Manu Morlanes. El futbolista procededente del Villarreal es posiblemente de los cinco jugadores el más dinámico y con una visión de juego más que notable.
De hecho, una de sus mejores virtudes es algo que le falta al equipo como son esos pases a la espalda de los centrales que pudan ser aprovechadas por Muriqi para cazar algún balón de gol. Hasta ahora el gran recurso que explota el equipo son los balones bombeados al interior del área, pero falta explotar otros recursos que ahora sí dispone desde la llegada de Manu. Tiene capacidad pa recuperar y posicionarse en momento de presión alta del rival. No le quema el balón y cuenta con la cabeza fría para intentar buscar soluciones.
Eso es lo que precisa el equipo rojillo en la sala de máquinas. Por el propio sistema del entrenador no es precisamente esa zona del campo una por las que la bola más circula, pero sí se hace necesario disponer de más templanza para evitar que todo sean balones metidos a la cabeza de Muriqi. Con Morlanes el juego puede empezar a generarse por delante de la zaga, aunque también tiene capacidad para adaptarse en posiciones más adelantadas incluso llegando a la media punta.
Su mentalidad vertical, al igual que Kang In Lee, hacen que puedan ser dos los jugadores con capacidad de desborde. Este domingo podrá jugar ante sus excompañeros. Es su hora.