El Barcelona tiene a Ter Stegen y a Lewandowski. Un portero que para y un delantero que mata. El equipo de Xavi Hernández se presentó en Son Moix con la mochila repleta de elogios y, dos horas después, festejó una victoria (otra más en Son Moix) gracias a los guantes del alemán y a la diestra del polaco. En todo lo demás, en remates, ocasiones, llegadas, disparos, ganas, coraje, lucha, pelea... fue mejor el Mallorca de Javier Aguirre, que plantó cara y que obligó a Xavi a meter a Pedri o Raphinha para tratar de sujetar un duelo que se le había descontrolado.
El Mallorca se comportó con una soltura sorprendente en el área enemiga, aunque perdonó en exceso. Galarreta, Costa –que se encontró de nuevo con Ter Stegen en un disparo a bocajarro–, Antonio Sánchez y Kang In acariciaron el gol. El Barça hizo lo mínimo para embolsarse su sexta victoria consecutiva y dormir en el ático de la Liga. Javier Aguirre ha construido un bloque de cemento armado. Solo tuvo un despiste de Valjent, un balón a su espalda de Ansu y Lewandowski, que el descomunal talento del polaco exprimió al máximo. No hizo más el Barça. Algunos dirán porque no lo necesitaba y otros por el buen trabajo local. El Mallorca lo hizo todo, pero cerró la barrera del partido con una derrota, aunque también con el reconocimiento de un Son Moix entregado a la causa que agradeció el esfuerzo con una gran ovación. Como dijo Aguirre un día, hay veces que perdiendo, ganas...