Nueve jornadas después, el Mallorca que dirige Luis García Plaza y el que patroneaba Vicente Moreno hace dos temporadas parecen seguir vidas y caminos paralelos. Sobre el tapete puede que haya diferencias notables, pero las huellas que han dejado hasta el momento uno y otro en la clasificación no son muy distintas. Consumida casi una cuarta parte de la Liga, el conjunto balear guarda once puntos en la cartera, solo uno más que los que tenía en este mismo punto del torneo hace ahora dos años.
Los dígitos del Mallorca que ha vuelto este año a Primera por la puerta grande y del que lo hizo en 2019 por la escalera del playoff parecen fotocopiados. Las únicas diferencias, además de la manera de llegar hasta ellos, son un empate y un gol en contra. Por lo demás, comparten victorias e incluso goles a favor. Un dato curioso teniendo en cuenta los problemas que sufre estos días el cuadro isleño para agujerear la portería contraria.
Con más horas de vuelo en el equipaje y un fondo de armario mayor, el Mallorca de LGP empezó el curso a mucha distancia del anterior. No pudo imponerse en el estreno, como sí hizo el de su antecesor, pero lo acaparó todo en los dos encuentros siguientes, contra Alavés y Espanyol, y llegó al primer parón de selecciones con los dos pies metidos en las plazas europeas de la clasificación. De hecho, le bastó con un solo desplazamiento, el de la segunda jornada a Mendizorroza, para igualar el número de victorias fuera de casa que firmó en toda la temporada el Mallorca de Vicente Moreno. Aquel equipo, lastrado durante meses por escasa productividad lejos de Son Moix, solo ganó como forastero el partido previo al confinamiento por la pandemia, después de imponerse por la mínima al Eibar en Ipurua con goles de dos futbolistas que también forman parte del proyecto actual, Dani Rodríguez y Take Kubo (1-2). El Mallorca de LGP se puso a esa misma altura en agosto al noquear al Alavés con una diana de Fer Niño (0-1). Sin embargo, desde entonces no ha vuelto a generar dividendos. Cayó en Bilbao (2-0) y Madrid (6-1) en dos funciones para olvidar y repitió desenlace el pasado fin de semana en Anoeta, donde en el último momento se le escapaba del todo un partido que había tenido controlado desde la expulsión de Aihen Muñoz, justo antes del final del primer tiempo (1-0).
Si el gran problema al que se enfrentaba el Mallorca de Moreno era la aclimatación al nuevo escenario, la falta de experiencia y la escasa cantidad de recursos disponibles en algunas zonas del campo, el de Luis García ha sufrido un calvario con las lesiones que ha ido afectando a su recorrido. Además de perder casi por completo a futbolistas básicos como Antonio Raíllo, ha visto cómo se le desmantelaba la defensa en algún partido sin que la enfermería le conceda treguas. Un problema agravado ahora por la lesión de Take Kubo o por el alto coste que suponen las convocatorias internacionales.
Donde sí se mostraba ligeramente superior el Mallorca de Vicente Moreno es en los goles encajados, aunque parece circunstancial. Los dos han dejado la portería a cero las mismas veces (tres), aunque los baleares en aquel momento habían recibido un tanto menos en contra y parecían más regulares en ese sentido. La goleada del Bernabéu, la tercera más abultada que ha recibido el club en su historia, ha distorsionado en cierta manera las cifras de estos meses. De la misma forma que lo ha hecho la plaga de bajas, centrada de forma cruel en los muros de la defensa.
Metido ahora en un túnel, el Mallorca de LGP circula casi en paralelo al de Moreno, aunque no quiere terminar de la misma manera.