Al margen de cualquier otra consideración, la gran diferencia entre el Real Madrid de Ancelotti y el que gestionó Zidane durante el curso anterior es el entusiasmo que desprenden sus futbolistas.
Simplificando el asunto, podría decirse que el Madrid de ahora corre más que el de antes y también que se ha elevado el nivel de intensidad. El mérito es de su nuevo entrenador, que ha decidido dar bola a un grupo de futbolistas que apenas contaban para Zidane. Su respuesta ha sido óptima.
Es probable que este Real Madrid no esté armado para pujar por la Champions, pero sí le alcanza para ser un serio aspirante a ganar la Liga. De momento, ha demostrado capacidad para reponerse a casi todo lo que pueda suceder en un partido.
El Mallorca no tuvo opciones en Chamartín, donde regresó ocho años después y salió con una goleada. La vida sigue...