El Mallorca sacó la calculadora en Las Palmas, donde decidió especular y proteger como oro en paño un empate que le aproxima un poco más a la tierra prometida. La escuadra balear se dejó ver durante un cuarto de hora, tiempo que invirtió en intimidar a su adversario y adquirir ventaja. El tanto de Amath coronó con rapidez el gobierno bermellón, pero también fue el epílogo del repertorio más vistoso.
Con el naufragio del Almería envolviendo el partido -el viernes perdió con el Rayo Vallecano-, el Mallorca no se lo pensó dos veces. Las Palmas empezó a empujar y el repliegue fue casi inmediato. Con Jesé al frente de casi todas las operaciones, al conjunto local le costó siempre dar profundidad a su fútbol, aunque en el arranque del segundo acto encontró su premio (1-1).
El empate apenas alteró al Mallorca y a su entrenador, que apeló a la organización de su equipo para mantener el tipo. A medida que el encuentro fue creciendo y madurando, se acentuó la posesión de Las Palmas, que únicamente asustó de verdad cuando logró dar algo de velocidad a sus acciones. Ante la posibilidad de que la tormenta fuera a más, Plaza fue retirando del campo a la gente que había sido amonestada (primero Sedlar y después Cufré). El encuentro pasó a moverse sobre un alambre, aunque ninguno de los dos equipos acabó en el suelo.