El Mallorca se enfrió en Córdoba, donde el torneo le lanzó una advertencia del todo innecesaria. Dudó en el Nuevo Arcángel (3-2) y tuvo que descender un peldaño. La derrota se fechó en plena euforia balear, producto del acelerón que había protagonizado la escuadra de Moreno (tres victorias consecutivas y seis partidos sin perder) durante sus últimas funciones.
Negado en casa durante este año, el Córdoba sacó tajada del apagón colectivo que protagonizó el grupo balear durante un buen tramo del partido. A los cuatro minutos, el conjunto andaluz ya mandaba en el marcador (1-0) y al borde del descanso De las Cuevas marraba una pena máxima que hubiera asfixiado un poco más a su adversario. El error provocó un efecto contrario.
El Mallorca se largó al vestuario sabedor de que su rival le había perdonado la vida. Irrumpió Aridai y el equipo exhibió un perfil más competente. El canario obtuvo el empate (1-1), pero el Córdoba, lejos de hundirse, abortó la reacción con eficacia y rapidez.
El segundo tanto de Piovaccari (2-1) dejó malherido al conjunto bermellón, sin demasiada fuerza y decisión para seguir remando contracorriente. En otra llegada, el Córdoba amarró definitivamente el partido y mandó a la lona a un equipo que la próxima jornada será bonificado con tres puntos (los del Reus) y tiempo para restañar la herida.