Salva Ruiz, segundo fichaje del Mallorca en el presente mercado de invierno, a pesar de no hacerlo todavía oficial, no lo ha tenido fácil. En el verano de 2016, poco antes de embarcarse con su novia en un avión con destino a Nueva York, el sangrado de una muela le lanzó un aviso. Eso le hizo preocuparse. Días después le diagnosticaron aplasia medular, una enfermedad muy parecida a la leucemia.
En ese momento, cuando todo se le venía abajo, tiró hacia adelante con la ayuda de su familia, compañeros y pareja. El Valencia, en un gesto admirable, le ofreció la renovación para que su única preocupación fuese la de recuperarse.
La fuerza mental que siempre le ha caracterizado ha sido clave para que dos años después haya podido volver a vestirse de corto y sentirse de nuevo futbolista. Fue este pasado 18 de noviembre cuando regresó al verde. Solo fueron cinco minutos pero a él le supieron a gloria. Ahora en Mallorca espera asentarse y demostrar lo que un día apuntaba a que iba a ser: un gran lateral zurdo.