Con el ánimo renovado y el depósito de la confianza otra vez a punto, el Mallorca ha trasladado al césped del Calderón un pedazo notable de la permanencia. La agónica victoria del lunes ante el Betis, combinada con los pinchazos de Osasuna y Zaragoza, han revitalizado las opciones del conjunto bermellón, que parecía totalmente desahuciado antes de que se destapara la jornada. Aunque la situación sigue siendo compleja y el equipo isleño se mantiene a un paso del pozo, un hilo de esperanza vuelve a colgar del vestuario. A falta de dos partidos y con el drama de un posible descenso esparcido por otros cuatro estadios, el milagro de la salvación todavía late y la calculadora están en marcha.
Sea como sea, el Mallorca (19º, 32 puntos) llega al cierre de la temporada con la lengua fuera y despojado de cualquier protección posible. En los 180 minutos que restan de acción, cualquier gazapo tendrá un coste altísimo y si el equipo no es capaz de recoger los seis puntos por los que pujará frente al Atlético y el Valladolid todo se habrá acabado. Es cierto que entre todo ese puñado de combinaciones que se abren a partir de ahora ante sus ojos se intuye también una pequeña escapatoria que solo precisaría de la suma de cuatro puntos, aunque también es verdad que se trata de una opción más bien remota y que si no se ganan los dos encuentros, el club lanzaría casi con toda seguridad los últimos dieciséis años de su historia por el desagüe.
En principio, las cuentas del próximo fin de semana están claras, ya que el Mallorca en ningún caso podría abandonar las posiciones de descenso hasta la última jornada. A tres puntos de la frontera de la permanencia más el golaverage (en el vagón de cola los bermellones únicamente superan al Celta en los duelos directos), los de Manzano van a tener que apurar al máximo el calendario, ya que necesitan dos partidos para volver a la superficie. No hay otra opción.
Combinaciones
Con eso asimilado, el Mallorca va a tener que ejecutar con mucha inteligencia todos sus movimientos. El único signo que le condena sin tener que mirar a otros campos es la derrota, que equivaldría a activar la silla eléctrica. En el caso de caer, el camino hacia el cielo quedaría interrumpido de forma abrupta y la plantilla regresaría el domingo por la noche a la Isla como equipo de Segunda División. A su favor juega el hecho de que el Atlético de Madrid llegará al partido con los deberes hechos, ya que transporta en la mochila un billete para disputar la próxima edición de la Liga de Campeones y viene de arrebatarle la Copa del Rey al Madrid en su propio centro de operaciones. Además, el plantel se encuentra estos días en Singapur, donde hoy disputará un partido benéfico.
Sin embargo, con solo un punto en la mano el Mallorca deberá estar atento a lo que suceda en Málaga y Pamplona para hacerse una idea de sus posibilidades. En el caso de empatar, le bastaría con mirar únicamente al resultado de La Rosaleda, porque Osasuna pasaría a ser inalcanzable. Y si el Deportivo también recogiera algo de su visita a la ciudad costasoleña, también se despeñaría.
Ganando, en cambio, las opciones de sostenerse se revalorizarían para el Mallorca. En ese supuesto, solo los triunfos combinados de Osasuna y Deportivo agotarían sus posibilidades.