Joaquín de Jesús Caparrós Camino (Utrera, 1955) está de aniversario. El técnico andaluz cumple hoy 57 años y celebra su primer aniversario al frente de un Mallorca al que ha conseguido empapar en su peculiar decálogo. Sopla las velas con el rostro torcido por esa epidemia de lesiones que ha arrasado el vestuario en las últimas semanas, aunque prefiere no prestarle demasiada atención al asunto. Todo lo contrario. Considera a las bajas como «gajes del oficio» y mantiene el sueño de superar las marcas de la temporada anterior. Por muchos problemas que encuentro en el camino.
—¿Ha modificado más de la cuenta sus planes la plaga de lesiones de estos últimos días?
—Nos ha alterado porque son muchos futbolistas afectados. Queríamos tener una plantilla cortita para que todo el mundo estuviera activo y tuviera la ilusión de jugar. Ha sido muy fuerte. Somos conscientes de que la competición trae contratiempos, pero la mayor desgracia para un futbolista son las lesiones de media y larga distancia. Pero no vamos a llorar, sino a apretar y a mirar todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Soy de los que piensan que en estos casos siempre sale alguien beneficiado, algún chico al que nadie esperaba. Por eso esperamos que la gente que está a punto de recuperarse, como Uche, Álvaro o Giovani Dos Santos, pueda incrementar la competencia en el vestuario. No vamos a lamentarnos, ni a justificarnos, ni quiero que lo haga nadie en el vestuario. Pero ojalá nuestra desgracia acabe aquí.
—¿Va a servir esto para echar el freno de mano a esa euforia que se había desatado con el buen comienzo del equipo?
—Eso es normal y corresponde a la afición. Pero nosotros no hemos estado eufóricos porque sabíamos que ni había empezado. Lo que ocurre con todo esto de las lesiones es que se limita la competencia de la plantilla, pero nada más. Ahora viene un torneo en el que habíamos puesto muchísima ilusión como la Copa y entraremos en ella con una plantilla aún más reducida. Hay que aparcar el tema, que cada jugador dé el cien por cien y que los de abajo sepan que van a tener oportunidades y que deben aprovecharlas.
—El equipo cruza el segundo parón con una buena marca de puntos pero con la sensación agridulce por las dos últimas derrotas.
—Más agridulce por las desgracias que por cualquier otra cosa. El equipo no estuvo a un nivel competitivo alto, pero ante Granada y Getafe dimos la cara. Ahora lo importante es que tenemos un mes de octubre muy duro por delante y que debemos afrontarlo con el optimismo y el convencimiento de que si hacemos las cosas bien vamos a conseguir puntos.
—¿El club va a fichar? ¿Qué porcentaje de posibilidades cree que hay de hacerlo?
—Lorenzo (Serra Ferrer) y yo mantenemos un contacto diario, pero no es fácil y lo de fichar por fichar ya lo podíamos haber hecho. El problema es que es complicado porque el mercado está reducido. No lanzamos un SOS y no hay una necesidad de fichar si no viene el jugador que queremos. ¿El porcentaje? Ahora puede estar muy complicado y cambiar en un par de horas. Es el mercado el que manda, no nosotros. Esperaremos informes y valoraremos las opciones que hay.
—Cuándo repasa el parte de la guerra de las últimas semanas, ¿qué lesión le duele más?
—Me sabe mal por todos, independientemente de los minutos que tuvieran, porque ataja su progresión y nos les permite disfrutar de su profesión. Es un palo duro. Mucho.
—¿Se le puede achacar todo a la mala suerte?
—No creo en la mala o la buena suerte. Son gajes del oficio y, estadísticamente, todas las temporadas hay equipos a los que les pasa. Y a nosotros nos ha tocado este año. Son cosas que pasan.
—De los fichajes que se han producido esta temporada, ¿Cuántos son suyos y cuántos de la direción deportiva?
—Todos son del Mallorca y todos han sido consensuados. Lorenzo y yo tenemos una relación muy fluida y no ha venido nadie sin que los dos no estuviéramos de acuerdo. Y lo mismo sucede con las bajas. Las decisiones se toman de manera conjunta, no concibo otra cosa.
—Y de todas esas incorporaciones, ¿hay alguna que le haya sorprendido por encima del resto?
—Todas. No era fácil para los nuevos adaptarse, como en el caso de los centrales brasileños, pero sus compañeros lo han hecho más cómoda. Estos jugadores recogen bien a la gente nueva y les han facilitado todo ese proceso.
—En verano se negoció con Zigic y al final vino Gio, que es un jugador de caracterícticas totalmente diferentes. ¿Le afectó eso?
—En el caso de Zigic estuvimos mucho tiempo esperando y hubo que tomar una decisión, mientras que lo de Gio parecía impensable y al final se presentó la posibilidad. Esperemos que se una cuanto antes, pero como es muy explosivo y tiene unas características tan específicas no queremos precipitarnos. Hay que controlar su genética ante este tipo de lesiones y evitar recaídas.
—Teniendo en cuenta que Giovani es un jugador diferente, ¿el estilo del Mallorca dependerá de si juega él o no?
—No, es un jugador más. Ha visto los entrenamientos porque tiene muy buena predisposición y observa el trabajo de sus compañeros, ha visto vídeos... Su talento y sus condiciones deben ponerlas al servicio de equipo, pero no puede cambiar nuestro estilo. El estilo lo cambian los futbolistas, en plural, no un futbolista en concreto.
—¿Le ha encontrado ya un sitio en su cabeza en el once?
—Lo primero y lo más importante es que se recupere. Sobre todo porque la experiencia te dice que si piensas antes de tiempo en lo que no toca pasa algo parecido a lo que nos ha ocurrido a nosotros ahora. Vamos a esperar a que esté listo y ya valoraremos. Puede jugar en varias posiciones, por dentro, por fuera, como referencia arriba... Eso da riqueza a un equipo.
—Una de las cosas que más sorprenden hasta el momento es el acierto goleador de Hemed. ¿Qué le ha dado?
—Tomer es un chico que quiere mejorar, que quiere crecer como futbolista. Sabe que el Mallorca le ha dado una oportunidad y es muy constante. Entrena bien, hace trabajo específico, analiza los partidos, habla con los técnicos. Además está teniendo suerte con las lesiones.
—Ha tenido que cambiar la defensa de arriba a abajo. ¿Le ha supuesto eso más dolores de cabeza de lo habitual?
—Todos los entrenadores somos conscientes de que un equipo se hace desde la línea defensiva porque eso es lo que te da confianza y te ayuda a conseguir puntos. Ha habido que cambiarla por completo y el perfil de futbolista que queríamos era muy concreto. En cualquier caso teníamos la obligación de readaptarnos.
—¿Esperaba que le fuera tan bien como le ha ido?
—Nunca pienso en eso. Confío en mis posibilidades, en mi trabajo y en mi cuerpo técnico. Nunca me planteo metas y trato de mantener una línea coherente. Cuando entrenaba a chavales, por ejemplo, sólo me preocupaba de que estuvieran deseosos de que llegara el día siguiente para entrenar.
—¿Cree que esta plantilla puede llegar al nivel que alcanzó el Mallorca a final de la temporada pasada?
—Vamos a intentarlo. Esta plantilla tiene mucho recorrido y si no tenemos más desgracias podemos hacerlo. El ambiente que hay y el trabajo del grupo nos da mucho margen, la gente tiene que ir creciendo... Todo eso nos hace ser optimistas, pero hay que ir poco a poco, eso nos dirá cómo competimos y marcará nuestras posibilidades. Somos ambiciosos y queremos mejorar a nivel individual y colectivo. Vamos a tener momentos en los que juguemos mejor o peor y vamos a pasar por malas rachas, seguro. El equipo tiene ganas y las mejores sensaciones que puede tener un entrenador son el día a día, la cara de los jugadores y su nivel de exigencia. Su actitud hace que se consigan los objetivos.