Propulsado por su convincente función ante la Real Sociedad, el Mallorca se enfrenta esta tarde a uno de los mayores desafíos que irá encontrando durante su trayecto por el campeonato. Inédito todavía como forastero, el conjunto bermellón irrumpe en la residencia del campeón, en la vivienda de una de las formaciones más completas que ha conocido el fútbol moderno. Y pese al gigantesco tamaño del desafío, el grupo de Laudrup no parece dispuesto a dimitir antes de tiempo. El técnico danés confía en sacar rendimiento de las bajas del conjunto azulgrana y lleva toda la semana elaborando un plan para enmarañarlo en su propio fútbol. Además, pretende hacerlo sin encerrarse y sin alterar demasiado su propia filosofía. En otras palabras, el escandinavo busca el más difícil todavía (Camp Nou, Gol Televisión y Canal Plus Liga, 19.00 horas).
En cualquier caso, el Mallorca también se presenta a la cita deteriorado. Por las bajas, principalmente. Laudrup acude al escenario desde el que subió a los altares del planeta fútbol sin Nunes ni Víctor, dos tipos que hasta ahora gozaban de un peso notable en el once y que se quedaron en tierra por sus problemas de tobillo y pubis respectivamente. Corrales, que también ha recaído de sus molestias, Ayoze y Tuni completan la enfermería de los baleares.
Con esos condicionantes, al Mallorca no le queda más remedio que adoptar una fisonomía idéntica a la de sus dos anteriores desplazamientos, aunque con algunas piezas cambiadas. En este caso, la principal novedad que se adivina es la presencia de salida del brasileño Joao Victor. De Guzman regresará a la segunda punta como hizo en Gijón (en Bilbao fue Castro quien ocupó esa plaza) y arriba emergerá Cavenaghi, que ya puso fin ante la Real a su particular sequía. De cintura para abajo, Ramis y Rubén volverán a compartir alojamiento en la parcela central de la defensa; Ratinho tendrá la ocasión de exponer su juego por uno de los carriles más extensos de la Liga y Kevin se estrenará en otra plaza de referencia. Los argumentos del conjunto balear merecen una porción de crédito, aunque si el Barça decide encender la trituradora habrá que multiplicarlos. De lo contrario...