«Mi salida le costará mucho dinero al Mallorca». La frase la firma Nando Pons, uno de los máximos responsables de la inasumible escala salarial que ha experimentado en los últimos tiempos la entidad de Son Moix. El director deportivo del Mallorca, que repite la sentencia una y otra vez entre su círculo más cercano, se siente fuerte gracias al blindaje que estableció en su contrato Vicenç Grande y aunque públicamente ha asegurado en más de una ocasión que su futuro no será un problema para la supervivencia del club, de puertas hacia adentro subraya todo lo contrario. Pons es consciente de que la llegada de una nueva propiedad complicaría muchísimo su continuidad en el cargo y quiere aprovechar todas las armas que tiene a su alcance para perpetuarse en su despacho del ONO Estadi.
Hace menos de un año, Pons ya celebró por todo lo alto la ruptura de las negociaciones entre Mateu Alemany y Llorenç Serra Ferrer. El director deportivo era consciente de que no tenía cabida en el proyecto diseñado por el técnico de sa Pobla y se sintió a salvo cuando el todavía propietario anunció que se decantaría por la opción de Carlos González a la hora de traspasar sus acciones. Entonces Nando ideó un nuevo plan para sobrevivir en el organigrama del club y tras provocar un encuentro fortuito en el aeropuerto de Palma, viajó a Madrid para reunirse a manteles con el empresario tinerfeño y ofrecerse a trabajar en la confección de la nueva plantilla.
Abrazado al poder
La era Mingarro tampoco le pasó factura. De hecho, él mismo avivó desde su despacho algunos de los enfrentamientos más duros entre la plantilla y la anterior propiedad. Y tras ampliar su colección de fotografías junto a los dirigentes que han ido desfilando por Son Moix, volvió a darle la bienvenida a Alemany.
Últimamente y tras desvelarse algunos de sus negocios paralelos, había suavizado su discurso oficial y se había ofrecido incluso a rebajarse el sueldo. No obstante, ya ha asegurado entre su entorno que piensa cumplir su contrato y parece que no le preocupa demasiado la crítica situación del Mallorca. Sin embargo, la entrada del club en concurso de acreedores podría poner fin a su privilegiada situación y podría incluso verse obligado a devolver el millón de euros que le entregó Grande a modo de gratificación.