Distinguido ya como uno de los conjuntos más poderosos de Europa en casa, el Mallorca vuelve a buscarse a sí mismo lejos de su estadio. El conjunto bermellón, que no factura una victoria en su equipaje desde mediados de diciembre, regresa a esta noche al Heliodoro con la intención de cuadrar sus cuentas para seguir sobrevolando el cielo europeo.
En esta ocasión, los baleares irrumpen en el domicilio de un Tenerife angustiado para darle forma a un encuentro muy similar al escenficado hace quince días sobre la arena de Chapín. Y aunque los canarios llevan más de dos meses peleados con el triunfo, Manzano ya le ha recordado a la plantilla lo que hay en juego: «O nos mentalizamos de una vez y trasladamos al campo lo que hablamos durante la semana, o volveremos a pasarlo mal». Más claro, imposible (Heliodoro Rodríguez López, GolTV, PPV, 21.00 horas).
La cota 40
Más allá de la ambición por desfilar otra vez sobre la pasarela continental, el Mallorca puede alcanzar en Canarias la cota de los 40 puntos. Esa cifra, que otros años exigía casi toda una temporada de esfuerzo, blindaría una permanencia que está virtualmente asegurada hace tiempo y permitiría iniciar oficialmente el papeleo de cara al siguiente objetivo.
El conjunto mallorquinista llegó a primera hora de la tarde a Santa Cruz, donde esta noche tiene una cita para clausurar la jornada. Tras un largo y pesado viaje que incluía una parada técnica en Sevilla, la expedición capitaneada por Mateu Alemany se encontró con una isla encendida por el Carnaval y el cielo cubierto de nubes, aunque con una temperatura calurosamente suave que nada tiene que ver con la que se respira estos días en Palma. Eso propició, además, que el equipo pudiera llevar a cabo durante la tarde una última sesión de entrenamiento que Manzano aprovechó para redactar las últimas líneas de su propuesta. Lo que no podrá hacer el técnico esta noche es experimentar con el once, ya que su margen de maniobra vuelve a ser demasiado estrecho. A las bajas heredadas de Tuni (arrastra problemas en el pubis) y Víctor (se recupera de la fractura de clavícula que sufrió en la Copa), se unió el pasado fin de semana la de Rubén (rotura fibrilar en el bíceps del muslo derecho) y el sábado lo hicieron Corrales (sobrecarga) y Keita (fascitis plantar). Ante ese ramillete de bajas, el entrenador bermellón ha vuelto a echar mano del filial para completar la convocatoria y esta vez el afortunado ha sido el manacorí Joan Guillem Truyols, que hoy disfrutará de su primera gran experiencia en el fútbol profesional. Además, Manzano ha tenido que apurar la vuelta de Josemi (en principio parecía descartado por los problemas con los que acabó el partido contra el Villarreal) e incluir en la lista a todos los jugadores que tenía disponibles.
Aun así y a la espera de lo que decida sobre el lateral derecho (si Josemi llega muy justo jugaría Mattioni), lo más lógico es que reedite su once tipo. Si el Mallorca lo pasa mal para imponer sus argumentos como forastero (su botín se reduce a cuatro empates y una victoria), el Tenerife tampoco anda muy sobrado de combustible.
Marcado por una alarmante falta de regularidad, la escuadra de José Luis Oltra ha encadenado dos gazapos consecutivos (Zaragoza y Osasuna) y lleva ocho jornadas sin levantar los brazos. La última vez que lo hizo fue ante el Sporting (2-1), aunque de eso han pasado ya más de dos meses en los que el grupo se ha ido descomponiendo hasta caer a los puestos de descenso.
Sin embargo, 15 de los 17 puntos que administra en su cuenta corriente los ha cosechado ante su público, lo que se antoja como una pésima señal para el Mallorca, que en su anterior desplazamiento firmó unas de las representaciones más decepcionantes de la campaña. Nino se presenta como el principal peligro de un bloque que pierde al camerunés Daniel Kome, que gozó de escaso protagonismo en el Mallorca hace cuatro años, por sanción.
No obstante, el cuadro bermellón puede encontrar un inmenso aliado en el calendario. Tenerife arde con motivo de los Carnavales y a la hora del partido toda Santa Cruz será una fiesta. Manzano, por si acaso, ya ha sacado del armario el disfraz de conjunto grande.