La Associació Esportiva Manacor, aquel club que Miquel Jaume fundó junto a cuatro románticos en su localidad natal el 14 de julio de 1998, alcanzó en Foz de Iguazú, en Brasil, en la cuna del fútbol sala mundial, la cumbre del fútbol mundial. El actual (Illes Balears) Palma Futsal escaló hasta una cima que el bueno de Jimmy jamás hubiera imaginado. Sí que soñaba con alzar un título. Con conquistar una Supercopa de España. O incluso aquella Copa del Rey que peleó hasta el último suspiro.
El destino, siempre caprichoso, ha querido que la entidad rubricase las Bodas de Plata (25 años desde su creación) con los dos títulos más importantes en apenas siete meses. De perder en la tanda de penaltis hasta el Trofeo de la Galleta a conquistar la Champions League y la Copa Intercontinental desde esa pena máxima, convertida ahora en alegría máxima para los seguidores del Palma.
Miquel Jaume era un soñador nato. Un hombre que no conocía la palabra descanso porque siempre creyó que el trabajo es el camino más corto (o el único) para alcanzar el éxito. Y que el éxito, que a veces depende de que el balón pegue en el palo o entre, no se trata en levantar un título, sino en intentarlo. Y el Palma Futsal, bajo su mandato, lo intentó una y otra vez. «Puede aceptar el fracaso pero no puedo aceptar no intentarlo». Es una frase mítica de Michael Jordan que Miquel Jaume siempre se aplicaba.
La obra de Miquel Jaume se quedó incompleta aquel fatídico 10 de marzo de 2021, cuando Jimmy nos dejó a todos. Hubo momentos de dudas porque él era el alma mater del club. El fundador, el presidente y el hombre que dirigía los destinos de la entidad. No fueron momentos fáciles, pero José Tirado, al que Jimmy había reclutado de nuevo para el fútbol sala, aceptó el reto. Un desafío enorme. Porque no es lo mismo dirigir un transatlático cuando el capitán de toda la vida se ha ido. Pero José, que derramó muchas lágrimas por la pérdida de su jefe pero sobre todo de su amigo, hizo de tripas corazón y cogió el toro por los cuernos. Sin el músculo económico de Jimmy, supo administrar y agradecer cada euro que entraba al club. «Para mí es un honor que alguien quiera invertir en este club. Sea un patrocinador que nos dé 1.000 euros al año o sea una marca fuerte que pueda aportar diez veces más», apunta siempre el director general.
Aprovechando al máximo los recursos propios, picando piedra puerta a puerta, negocio a negocio, con campañas en colegios para recaptar a los aficionados, sin vacaciones ni días líbres, Tirado y su grupo de trabajo se arremangó para sacar la obra de Jimmy adelante. Ahora, después de protagonizar el mejor año de su historia, puede decirse que Tirado ha culminado la obra de Miquel Jaume. A buen seguro que en la soledad del triunfador, Tirado todavía habla con su amigo como hacía en aquellos primeros meses sin él y le dice. ‘mira, mira lo que hemos conseguido. Mira dónde hemos puesto el nombre de tu querido Palma'. Y Jimmy, desde ahí arriba, seguro que ya tendrá el nombre del restaurante (bueno o muy bueno) para celebrarlo como se merece...
Si José Tirado ha sabido recoger el testigo de Miquel Jaume, Antonio Vadillo es el máximo responsable de inyectar a los futbolistas ese ADN Palma que en las grandes ocasiones le convierte en un equipo casi imbatible. Porque en la madrugada del pasado jueves en España, noche en Brasil, la situación no pintaba nada bien cuando el Cascavel se fue al descanso mandando por 3-1. Nadie lo veía claro... exceptó Vadi. Porque el técnico jerezano supo tocar la fibra para alterar el destino. Para voltear una madrugada que se había torcido. Y en la tanda de penaltis, que antes siempre salían cruz, volvió a salir cara gracias a Luan Muller -un portero que va camino de marcar una época- y al acierto de Fabinho. Vadillo no es el entrenador. Es el Palma en sí mismo...
Pero ni Tirado ni Vadillo trabajan solos. Detrás hay un equipo enorme de profesionales en la sombra. Como Pedro Fullana (se desvive para que todo salga perfecto y nunca nos falte de nada) Joan Massanet, Maria Mayans y empresas como ConectaBalear, con Sebastià Riera y Joan Miquel Durán, que siempre han apostado por la entidad, son personajes básicos en el crecimiento del mejor equipo del mundo. Si, Miquel, tu AE Manacor, aquel que creaste para hacer cuatro pachangas entre amigos y matar el gusanillo del fútbol, es el mejor equipo del mundo. Enhorabuena!!!.