El Tour de Francia es la mayor carrera ciclista del mundo. Un evento que trasciende más allá de su deporte y es una cuestión de Estado en el país vecino. En 112 ediciones de la ronda gala, muchos españoles han inscrito su nombre en el libro de honor de la Grande Boucle, pero únicamente un ciclista mallorquín ha sido capaz de subir al podio como ganador de etapa.
Lo hizo hace casi setenta años, un 26 de julio de 1956. Y lo hizo para convertirse, además, en el primer español en ganar una contrarreloj en la prueba. Se trata de Miguel Bover Pons (Palma, 1928-1966), uno de los mejores corredores de la historia del ciclismo balear y una leyenda en su momento. Campeón de España y vencedor de etapa y generales en pruebas con solera como la Vuelta a Andalucía, la Bicicleta Vasca, la Vuelta a Mallorca o a Cataluña, fue en aquella crono donde entró definitivamente en la leyenda.
Y lo hizo sobre los 73 kilómetros que aquel caluroso día cubrieron en solitario los ciclistas entre Saint Etienne y Lyon, en los que fue mejor y más rápido (con un tiempo de 1 hora, 14 minutos y 47 segundos, un segundo menos que Jan Adriaensens) para seguir siendo, casi siete décadas después, el único mallorquín en firmar un triunfo parcial. Otros subieron al podio de París, como Toni Tauler y Enric Mas en las generales por equipos con el Kelme y el Movistar, respectivamente, pero nadie lo ha hecho con estos honores. Se acercó el de Artà, cuando en 2019 fue mejor joven durante un espacio corto de tiempo, siendo la gran amenaza para este registro.
Gregario de Bahamontes, cuarto en aquel Tour de 1956, junto a Miguel Poblet formaron la dupla de ganadores de etapa españoles de aquella edición, que recorrió 4.498 kilómetros entre Reims y París y en la que se impuso al francés Roger Walkowiak. Diez años después, Bover perdía la vida en un accidente de tráfico, cuando su Seat 600 fue embestido por un camión en Son Ferriol. Pero su recuerdo sigue presente por un hito que, durante décadas, le ha marcado.