En unos días, el puerto de Les Sables d'Olonne volverá a ver partir de nuevo a un grupo de navegantes que, semanas después, esperan regresar a ese mismo escenario. Por delante, un desafío a la altura de unos pocos elegidos. De aventureros que desafían a los elementos para intentar completar la vuelta al mundo navegando en solitario. La Vendée Globe 2024 echa a andar el 10 de noviembre. La décima edición zarpará sin representación española en 15 años.
Cuatro españoles han probado suerte y sólo dos lograron completar la circunnavegación al planeta: Dídac Costa (2016-17 y 2020-21, ambas finalizadas) y el pionero, José Luis de Ugarte (1992/93). El resto se quedó a medias e incluso protagonizó momentos dramáticos. Unai Basurko (2008-09) no acabó el reto y, por partida doble, tampoco pudo volver a Les Sables el mallorquín Javier 'Bubi' Sansó, que lo probó hasta en dos ocasiones (2000/01 y 2012/13) y casi no lo cuenta...
La primera intentona del reputado navegante oceánico, perteneciente al Club de Mar, llegó en la edición de 2000/01. Tras 42 días de navegación en solitario, el Old Spice rompía el timón tras chocar con un iceberg a 3.500 millas del puerto más próximo en la Antártida; finalmente, para proceder a la reparación, el mallorquín decidió poner rumbo a Perth (Australia), acabando su singladura.
No se rindió. Pese a la dificultad económica y logística, doce años después se volvió a presentar en la línea de salida de le Vendée Globe. La edición 2012/13 llevó a Sansó de nuevo hasta Les Sables d'Olonne. El proyecto del Acciona 100% EcoPowered, que utilizaba energías limpias para moverse por los océanos pintaba bien y la motivación de saldar esa cuenta pendiente daba energías a 'Bubi'.
Atravesado el Cabo de Hornos, parecía que el Atlántico no iba a ser obstáculo para el sueño de 'Bubi', llamado a redactar una página histórica para la vela balear y española. Inédita al menos. Pero después de 85 días en solitario y 26.000 millas náuticas (48.150 kilómetros), la suerte volvió a darle la espalda. La rotura de la quilla hizo volcar a la embarcación a 500 kilómetros al oeste de Madeira y 360 al sur de las Azores. En pleno Atlántico, Sansó lograba salir a flote para alcanzar la balsa salvavidas y activar los protocolos de salvamento, aunque iba a requerir un tiempo de espera dada su posición, en pleno océano y lejos de tierra firme.
Superadas doce horas a la deriva, exigentes física y mentalmente, fue rescatado por el Ejército del Aire de Portugal, que le trasladó hasta un lugar seguro, ya en tierra. Días después, procedieron a recuperar la embarcación, poniendo fin de manera triste a un sueño que tocó con los dedos, ya en la recta final hacia aguas francesas. Esa cuenta pendiente sigue presente en la mente de Javier Sansó, aunque el paso de los años juega en su contra. Tal vez, su legado, su espíritu y su historia sirvan de motivación para otro mallorquín dispuesto a desafiar el gafe de la Vendée Globe.