Las dudas y certezas que aparecían en la salida de la 79 Vuelta a España en el Monasterio de los Jerónimos de Belém en Lisboa dejaban entrever una de las ediciones más abiertas de los últimos años.
Algunos de los que habitualmente entregan hasta el último gramo de sus fuerzas en favor del líder único del equipo podían estar ante una oportunidad única para reivindicarse como candidatos a ganar una gran vuelta por etapas. La Vuelta a España 2024 se presentaba como una ocasión excepcional para poder hacerlo.
Las miradas hacia Mas y Landa y también Rodríguez
Buena parte de las miradas del ciclismo español se dirigían a Enric Mas (Movistar) y Míkel Landa (T Rex-Quick Step), aunque también le llegaban a Carlos Rodríguez (Ineos). Desde que en 2014 Alberto Contador se impuso en la Vuelta en Santiago, que acogió el final por ser año santo, ningún otro ciclista nacional ha vuelto a poner los pies en lo más alto de un podio de una grande.
El mallorquín como líder único de los telefónicos llegaba a la capital lisboeta tras una irregular temporada en la en el Tour de Francia no había estado en ningún momento cerca de poder pelear con los tres galácticos: Tadej Pogacar (UAE Emirates), Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike) y Remco Evenpoel, entonces Soudal-Quick Step, ahora T Rex-Quick Step.
Reinventarse en el Tour
Enric Mas acabó dentro del top-20, en el puesto 19 muy lejos de sus aspiraciones iniciales, pero también supo reinventarse en la última semana para buscar un triunfo parcial que, aunque no llegó, lo tuvo en un par de ocasiones al alcance de la mano.
La positiva evolución que tuvo en las carreteras francesas le permitió llegar a la capital lusa con renovadas ambiciones para intentar pelear por todo. En Hazallanas, camino de Granada, Mas olió la crisis de Roglic y sacó partido de ello, aunque añadió un tremendo susto. El calor también se alió con él.
Landa, de gregario en el Tour a líder en la Vuelta
También se reencontró en el Tour el casi siempre imprevisible Mikel Landa. A Florencia fue con la única labor de hacer de escudero de Remco Evenepoel y además de cumplir sobradamente su papel, fue capaz de firmar un más que brillante quinto puesto final.
El 'landismo' y sus esperanzas crecieron enteros con la actuación del alavés que llegó a la Vuelta incluido en el grupo de aspirantes a poder pelear por algo grande.
En la contrarreloj inicial, Mas firmó una más que notable actuación, en la que también colaboró el análisis de su equipo al ubicarlo entre los primeros que tomaron la salida.
Conforme se han ido consumiendo etapas y en los momentos de mayor dureza, Enric Mas ha estado donde se le esperaba y lo mejor de todo es que propio ciclista ha mostrado su satisfacción por «las buenas sensaciones que tengo».
Bastante peor le fue a Landa, al perder casi un minuto respecto a todos aquellos que de una u otra manera eran incluidos en las quinielas de apuestas. Volvían las dudas y reconoció que no había estado al nivel que esperaba.
No obstante, antes de dar las primeras pedaladas fue claro: «Ganar serían palabras mayores. Este año ya tengo una grande en las piernas y no sé cómo va a responder el cuerpo. Si estoy como en el Tour podría ser, podría ser luchar por el maillot rojo», dijo.
El granadino Rodríguez comenzó perdiendo tiempo, pero ya parece haber vuelto a entrar en la onda de los mejores.
El desarrollo del primer bloque de la Vuelta ha permitido ver a un Mas que apenas se ha separado Primoz Roglic en los momentos de mayor exigencia y ha respondido con solvencia a sus aceleraciones, aunque muchos echan en falta que enseñe su rueda más a menudo a sus adversarios.
Por su parte, Landa empezó ofreciendo algunas dudas pero conforme se han ido endureciendo las rampas su rendimiento ha ido creciendo hasta ubicarse en la quinta plaza que no tuvo problemas para mantener.
De estas primeras nueve etapas, salen Mas en la cuarta posición; Landa en la quinta; y Rodríguez en la novena.