El destino le ha ofrecido una oportunidad «irrechazable». Aspirar a ganar la Copa del América, la competición más antigua del planeta, la más prestigiosa de la vela universal, es el reto de un joven mallorquín de apenas 22 años, Jaume Triay (Palma, 2001). Un apasionado de este mundo, que complementa su formación como ingeniero naval en la Universidad de Southampton con su nuevo rol como ingeniero de desarrollo, enfrascado en el Velocity Prediction Program (VPP). Un programa clave para trabajar la velocidad y la navegabilidad, «que permite ver cómo se puede mejorar y realizar pruebas, analizando los datos referentes a la mejora del barco».
Enrolado en el potente equipo suizo Alinghi Red Bull Racing, prepara en su base de Barcelona la Copa del América de 2024. Es el benjamín de una interminable estructura humana y tecnológica, a la que llegó cuando buscaba una empresa para hacer prácticas. Lo hizo en Santander, en Botin Partners, en Santander. «Están muy contentos con mi trabajo. Son muy profesionales y me ayudaron a formarme como arquitecto naval, además de hacer los barcos lo más rápidos posibles», relata Triay, como todos en este mundo es regatista de cuna -sobrino de Ignasi Triay, hombre fuerte en el Bribón-, comenzando en el Optimist. 420 o Láser. «Pero lo que más me gusta es el windsurf, aunque también navegué en crucero», añade Jaume.
El mallorquín del Alinghi Red Bull Racing se ha especializado en tecnología de optimización. «Se presentó un hueco en el departamento de rendimiento y no lo dudé…», reconoce feliz con su decisión y por el trato recibido por el equipo creado por Ernesto Bertarelli y que ya sabe lo que es alzar la Copa de las Cien Guineas.
Como ingeniero de desarrollo de VPP está viviendo «una experiencia espectacular». A nivel personal y profesional, ante una competición en la que el nivel tecnológico «está por encima», sin dejar de lado la filosofía como grupo y equipo. «Prima el colectivo por encima del individuo. Todos aportan y suman y eso es gratificante», dice Triay, para quien en una competición de este calibre, y con «este nivel de exigencia y competitividad, los pequeños detalles son los que marcan las diferencias».
Para el técnico isleño, poder formar parte de un proyecto puntero de la 37 Copa del América supone «un reto diario, que disfrutas y te engancha a la vez. Hay mucho trabajo y responsabilidad, pero el desafío permanente de intentar ser el mejor, tú y el equipo, hace que no sea un trabajo normal. Eso le da una magia especial», prosigue Triay, quien tiene muy claro el objetivo final: «Ganar la Copa del América. Sería un sueño hecho realidad», confiesa.
Poder vivir en primera persona y en las entrañas de uno de los aspirantes al cetro, dentro de su formación profesional, es «un privilegio», recordando que es en esta competición «donde la tecnología de la vela se desarrolla. Por eso, se espera lo máximo», explica.
Instalado en Barcelona, no muy lejos de Mallorca, valora el poder preparar la Copa del América en las aguas en que se dirimirá en octubre de 2024. «Creemos que es importante venir pronto, conocer bien el campo de regatas y sus condiciones, la climatología. Todos los detalles cuentan, dentro y fuera del agua», admite Jaume Triay, que recoge el testigo de Jordi Calafat en el Alinghi Red Bull Racing y se suma a la cuota mallorquina de la competición junto a Elvira Llabrés y Miguel Sánchez-Cuenca, estos dos últimos inmersos en el organigrama del INEOS-Britannia, que ha elegido Mallorca como base.