Rodeados de una inusitada expectación mediática y de la polémica que rodea al selectivo olímpico de piragüismo para formar el K4 500 que compita en los Juegos de Tokio, el palista mallorquín Marcus Cooper Walz retomó este miércoles los tests en Trasona (Asturias) junto a Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade.
La toma de tiempos, supervisada por el técnico Miguel García, presentó como novedad la baja médica presentada por los palistas Carlos Garrote y Cristian Toro, tras la tensión acumulada en estos días. Ambos, apoyados por el expresidente de la RFEP, Juan José Román Mangas, y sus clubes señalaron una posible manipulación de los tiempos en las diferentes tandas celebradas la pasada semana, más tras rebajarse en cuatro segundos el pasado domingo los tiempos del viernes y el sábado.
El presidente de la Real Federación Española de Piragüismo, Pedro Pablo Barrios, trasladó un mensaje de «tranquilidad» y reivindica la «confianza absoluta» en el seleccionador Miguel García, para quien exige «respeto» por ser un técnico de «prestigio impresionante», y del que enfatiza que es uno de los entrenadores «más laureados», como lo acreditan las cuatro medallas olímpicas ganadas por sus deportistas en Río 2016, Londres 2012 y Pekín 2008.
El seleccionador del K4 500, Miguel García, rehusó «alimentar cualquier polémica», y reconoció que la situación generada de inestabilidad está «afectando» al equipo, por lo que aboga porque «cuanto menos se entre en esa dinámica mejor, tenemos que pensar en los Juegos y no podemos perder el objetivo».
El preparador asume que «es un proceso complicado, hay 6 deportistas que son medallistas olímpicos o mundiales, y solo 4 pueden ir a los Juegos».
La baja de Toro y Garrote podría provocar que se pare el proceso selectivo, llevando a la dirección técnica a apostar por los cuatro palistas presentes (Craviotto, Walz, Arévalo y Germade) o retomarlo cuando los otros dos reciban el alta.