Igor Antón (Euskaltel Euskadi) ha logrado la cuarta victoria española en el Giro de Italia tras conquistar en solitario el Monte Zoncolan, meta de la decimocuarta etapa en la que Alberto Contador (Saxo Bank) blindó la maglia rosa al endosar un puñado de segundos a su principal rival, el italiano Vincenzo Nibali, con quien mantuvo un pulso en los últimos kilómetros.
Igor Antón se consagró en una cima legendaria, en el «estadio» del ciclismo italiano, donde firmó de manera épica la primera victoria personal y de su equipo en la carrera rosa. Objetivo cumplido de la escuadra vasca, pero «Fuji» se subió al podio de la general como tercero, a un segundo de Nibali, que le sigue a Contador, en esta ocasión no tan demoledor como en el Etna o en Grossglockner, pero siempre por encima de sus rivales directos.
Una victoria de postín, de prestigio, en una cima que por la vía más exigente solo habían conquistado Simoni y Basso. El ciclista de Galdakao, de 28 años, demostró sus aptitudes como escalador. Saltó a 7 kilómetros de meta y aguantó en solitario en una cronoescalada que le transportó hacia el sueño que perseguía. Antón marcó un tiempo de 5h.04.26 en el trayecto de 175 entre Lienz y el Zoncolan.
«Se me ha hecho eterno. La apuesta no estaba clara y en el último kilómetro creí que no llegaba. Esto es una pasada», dijo emocionado Igor Antón. Un éxito que puede juntar al logrado en la Vuelta 2006 (Calar Alto) y en 2010 en Valdepeñas de Jaén y Andorra. Solo una caída cuando era líder le apartó el año pasado del maillot oro de la ronda española.
La fiesta española siguió con el atractivo duelo entre Contador y Nibali por el segundo puesto. El madrileño atacó a un kilómetro de meta, el italiano cedió, pero se volvió a enganchar a la rueda del líder, quien tuvo que asestar otro golpe para entrar a 33 segundos de Antón. «Vincen» fue tercero a 40. Con la suma de las bonificaciones, Alberto Contador distanció a su rival en la general en otros 11 segundos.
«Nibali se me volvió a echar encima y tuve que arrancar otra vez. No he sacado mucho tiempo, pero todos los segundos son importantes para llegar de rosa a Milán», señaló el ciclista madrileño.
La batalla del Zoncolan afectó a Michele Scarponi, que cruzó a 1.11 de Antón y pasó al cuarto puesto de la general a 4.06 de Contador. En el podio provisional se mantiene Nibali como segundo a 3.20 y Antón es tercero a 3.21, con una semana de alta montaña por delante.
Sin Costris, también hubo etapa. La jornada del Zoncolan reunía, en principio, cinco puertos en el menú. Tres corredores, los italianos Rabottini (Farnese) y Brambilla (Colnago) y el holandés Tankink (Rabobank) animaron la marcha con una escapada formada en el kilómetro 29 que les permitió coronar en cabeza el Monte Croce Comelico (3a), el Passo San Antonio (3a) y el Mauria (2a).
En plena carrera, la organización suprimió el Tualis, puerto que sustituyó al Crostis y que debía ser la antesala del Zoncolan. Así que la carrera se redujo en 15 kilómetros. Un lío de recorrido. Los aficionados de la zona, indignados por la supresión del Crostis iban a bloquear la carrera. «Muchas horas de trabajo para nada». El Giro esquivó la zona de posible conflicto.
Bjarne Riis puso a tirar a su equipo al frente del pelotón durante muchos kilómetros. Beneficiados por el tijeretazo al recorrido, Rabottini, Brambilla y Tankink empezaron las rampas del «mostruo» Zoncolan con una ventaja de 4 minutos, pero poco a poco devorados por el monstruo de los Alpes Carnicos.
Hasta meta 10 terribles kilómetros que pegan al Zoncolan la etiqueta del puerto más duro de Europa, con un porcentaje que no baja del 11.9 por ciento de pendiente media y tramos del 22. La escuadra de Nibali mostró intenciones en cabeza nada más pasar la localidad de Ovaro, punto de partida hacia el «Maracaná del ciclismo», el estadio al aire libre más grande del mundo.
El primero en romper las hostilidades fue «Purito» Rodríguez, que llegó a poner asfalto por medio. Pero el catalán no esperaba la erupción de Igor Antón, que saltó a 7 kilómetros de meta, en el tramo más terrorífico y seleccionó un grupo con Contador y Scarponi. Nibali, en principio se quedó clavado, regulando en el ascenso.
Antón no quería compañía, por lo que demarró a 5,5 de meta, alcanzó a Tankink, último superviviente de la fuga e inició el camino triunfal. Algunos quedaron quemados, como una moto de la organización. En la persecución Contador, Scarponi y Nibali, que había resucitado. El líder de la Lampre por poco tiempo, ya que no pudo aguantar el ritmo de sus rivales directos.
Lucha de Antón por delante, entre miles de fieles que llenaban las gradas del Zoncolan, pelea por detrás entre los grandes gallos. Nibali y Contador negocian, pero Contador entendió que el gasto lo tendría que hacer el italiano. El vaso se iba superando en su propio dolor. «No llego», pensó, pero una victoria en el Zoncolan exigía sacar fuerzas de la nada. Y las encontró para alzar el brazo en la línea de meta. Sueño alcanzado a 1730 metros de altitud, después de salvar un desnivel brutal de 1203 metros.
Contador se movió por la caza de los segundos de bonificación. Arrancó a un kilómetro, pasó un túnel y dejó a oscuras a Nibali, que firmó una actuación destacada, de lucha personal con el líder, que sigue dando pasos hacia su segundo Giro.
Mañana se disputa la decimoquinta etapa, entre Conegliano y Gardeccia, de 229 kilómetros, la etapa reina del Giro. Cinco puertos y un desnivel acumulado superior a los 6.000 metros. Prueba de supervivencia.