El Mallorca tiene motivos más que suficientes para sentirse agraviado y estafado. La UEFA, que a finales del mes de julio de de 2010 vetó la participación del club balear en la Europa League aferrándose a los problemas financieros del club balear, acabó entregando la plaza al Villarreal, un equipo que, según reflejan sus cuentas anuales y un informe de auditoría, presentaba graves irregularidades contables que debían haber derivado en causa de disolución.
El Consejo Superior de Deportes (CSD), que unos pocos meses antes de que estallara el conflicto había detectado importantes anomalías en las cuentas del «submarino amarillo», nunca intercedió a favor del Mallorca. De hecho, el propio CSD requirió al auditor del Villarreal un informe especial para justificar la no provisión de las actas de Hacienda en la partida de gastos (6.532.127 euros entre cuotas e intereses).
«Como resultado de mi trabajo de auditoría del ejercicio 08/09, les confirmo que la salvedad indicada, referente a Villarreal CF, se mantiene en las cuentas anuales del citado periodo, aunque la sociedad para no encontrarse incursa en causa de disolución, de acuerdo con lo establecido en el artículo 260.4 del Real Decreto Legislativo 1564/1989, mantiene el préstamo participativo que le fue concedido por parte de la entidad Portovan SL por importe de 100.258.002 euros y por un plazo de 10 años», subraya el auditor en uno de los párrafos del documento remitido al CSD.
En este escenario, es evidente que el Villarreal birló al Real Mallorca la licencia UEFA cuando se encontraba en causa de disolución y, presuntamente, pudo haber falsificado sus cuentas.