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Ciclismo/ Giro de Italia

Horrach y Reynés se prueban en el Giro más montañoso

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El Giro de Italia más montañoso de los útlimos tiempos arranca mañana en Amsterdam. Tres semanas en las que la caravana afrontará diez jornadas de montaña (con los legendarios Mortirolo, Zoncolan y Gavia en el libro de ruta), seis llegadas en alto, ocho etapas de más de 200 kilómetros, una crono por equipos y tres individuales, incluída una cronoescalada, y numerosas peripecias que deben llevar al pelotón hasta Verona, donde la primera 'grande' de 2010 finalizará el próximo 30 de mayo.
Sastre, Evans, Basso o Vonokourov forman la nómina de aspirantes a enfundarse la maglia rosa, pero dos mallorquines tienen mucho que decir a la hora de decidir el nombre de los ganadores de algunas de las etapas.
Joan Horrach (Katusha) y Vicenç Reynés (HTC Columbia) tienen la clara misión de luchar para sus jefes de filas, y en especial preparar las llegadas de McEwen y Greipel, dos de los mejores llegadores del grupo. «Nuestro Giro será el de las dos primeras semanas. La última, será de supervivencia, aunque creo que tendré libertad para aprovechar una fuga», explicaba el más veterano, Horrach, a punto de renovar con el Katusha, y que afronta su quita participación. Para su paisano (ambos son de Deià), Vicenç Reynés, será la segunda presencia. «Si podemos meternos en una fuga, bien. Sino, a ganar etapas con Greipel», quien ha pedido expresamente la presencia del mallorquín a la hora de lanzarle.
La nube volcánica y la imposibilidad de viajar a las clásicas del norte de Europa y el Giro del Trentino han aligerado la agenda de ambos, que tras la cita transalpina programan «descanso». Reynés correrá en Hamburgo y Philadelphia, mientras Horrach estará en la Vuelta a Suiza. «Nos descartamos para el Tour, a no ser que el equipo lo pida, pero estaremos muy justos de fuerzas», explican ambos, con la Vuelta a España como desafío.
La exigencia del recorrido no pasa de largo para ambos. «Los primeros días son peligrosos, después, a vaciarse toca», dice Vicenç, mientras Joan bromea y deja claro que lo mejor del Giro son «los cappuccinos y la pasta».

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