Es difícil hacer las cosas tan mal en tan poco tiempo. La nueva propiedad del Mallorca metió la pata hasta el fondo antes incluso de tomar posesión oficial del club. El esperpéntico capítulo vivido para encontrar presidente no invita al optimismo. ¿Qué harán ante una crisis deportiva? ¿Cómo reaccionarán frente a un conflicto arbitral si no han sido capaces de manejarse en el primer problema que se les ha presentado? Preocupante, muy preocupante. Sobre todo, porque la nueva propiedad se ha rodeado de empresarios, de gente más o menos afín, de ejecutivos, pero ha olvidado lo más importante, rodearse de gente que sabe de fútbol. Que sabe lo que ocurre en los despachos, en el campo y en los medios. Los Martí Mingarro lanzaron flores sobre Lafuente, pero equivocaron su estrategia. Si tanto le conocían, deberían saber que el abogado, a pesar de no haber aportado un euro a la causa, no aceptaría un papel decorativo. Tomeu Vidal ha dicho sí. Él sabrá lo que hace, pero más allá de la emoción con la que tomó el cargo, debe saber más que nunca que ha puesto mucho en juego. Ni los medios, ni la afición aceptan un presidente sin peso específico en el club y corre el peligro de quedar relegado a un segundísimo plano. Vidal ocupó el cargo de conseller de Cultura en el 92 por espacio sólo de cuatro meses, le apodaron 'Tomeu el breve'. Con esta experiencia y dado lo acontecido estos últimos días, nada es descartable, incluso que este apodo se le quede corto. El organigrama de un club no es sencillamente encajar las piezas de un puzzle para completar un dibujo atractivo. Cada pieza debe tener una función y más en un club de mínimos como el Mallorca. Situar un presidente mallorquín ha sido una obsesión para todos los que han venido de fuera a comprar el club. Se equivocan, lo que cuenta es la capacidad, la sagacidad y el conocimiento de moverse por una selva plagada de trampas. Cayeron en la primera y el 'caso Lafuente' les explotó de lleno. Han caído en la segunda: se han encomendado al actual director deportivo. Mingarro ya tiene consejeros, un presidente y un equipo. Ahora debería rodearse de gente que sepa de fútbol. Y debe hacerlo de inmediato. Lo necesita.
Fútbol/Real Mallorca
Peor imposible