Tolo Jaume|PARIS
El gran espectáculo de Roland Garros alza el telón y Carlos Moyà ejerce de actor principal en la primera sesión. El palmesano, que compartirá protagonismo con el debut de Novak Djokovic y David Nalbandian en el Sunday Start, es el único vencedor del Abierto francés que entra en escena en la jornada dominical y lo hace en el tercer turno de la pista número 2 ante el argentino Eduardo Schwank procedente de la fase previa.
Los últimos dos años la puja por la Copa de los Mosqueteros arranca en domingo y la organización ha colocado entre los reclamos del día a Carlos Moyà, que deberá estar pendiente de una climatología que advierte peligro de chubascos hasta el miércoles. «Es probable que llueva, pero hay que adaptarse y no creo que cambie mucho las cosas», opina el palmesano, que prefiere no mirar al cielo y tampoco mirar «lejos en el cuadro». Quiere avanzar partido a partido sin dejar lugar para la relajación.
Y es que el sorteo parece haberle deparado un inicio asequible ante el número 73 del mundo Eduardo Schwank. El primer obstáculo del ganador de Roland Garros en 1998 ha llegado al cuadro principal procedente de la previa, aunque el mallorquín analiza con reservas el primer duelo del décimo aniversario de su gran éxito sobre la arcilla parisina. «Es un jugador joven que sube fuerte y que ha ganado varios torneos antes de llegar aquí. Le pega fuerte a la pelota y llega con rodaje de la previa. Además es argentino por lo que la guerra está asegurada».
La experiencia puede ser determinante en el choque entre Moyà y Schwank y así lo analiza el propio jugador palmesano: «Intentaremos que la presión le pueda un poco porque es su primer grande y es una desventaja para él», aprecia. En cualquier caso, el tenista mallorquín se muestra satisfecho con el momento en el que llega y es consciente de que sus prestaciones actuales sobre arcilla son su mejor aval: «Es un buen momento porque la semana de Hamburgo me dio confianza y estoy satisfecho después de haber jugado tres partido en el Masters Series previo a Roland Garros. Tengo buenos recuerdos de aquí y ojalá se pudiera repetir lo del año pasado». Moyà alcanzó en 2007 los cuartos de final hasta que se topó con su amigo y tricampeón de Roland Garros Rafael Nadal y precisa un resultado similar para intentar hacerse con otro de los retos que se había marcado en la presente temporada: los Juegos de Pekín. Ayer se ejercitó junto a Nicolás Almagro en un test de entidad a pesar de que el humor y la buena sintonía entre ambos fue la nota predominante del penúltimo entrenamiento antes de entrar en acción. Precisamente el albaceteño puede ser el rival de Moyà en la carrera por lograr el último billete para los Juegos. La problemática suscitada con la Real Federación Española de Tenis amenazaba con dejarle fuera de la gran cita olímpica por su ausencia en las últimas convocatorias de la Davis, pero la mediación del Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, ha abierto las puertas al palmesano. Pedro Muñoz amenazó con imponer sus criterios, pero la última reunión conciliadora ha adelantado que se deberán seguir los criterios de la ITF, que obliga a convocar a los cuatro primeros jugadores por ranking a día 9 de junio.
«No dejaré de ir a los Juegos por la opinión de una persona. No puede hacer nada y no me influye. Si me clasifico bien, pero si no lo consigo mala suerte», analiza el mallorquín.