Ariel Ibagaza no descansa. El Caño se pondrá este fin de semana a doscientos y ampliará su contribución a los libros de historia del Mallorca redondeando unos números de ensueño. El mediapunta argentino alcanzará el domingo en Mestalla su segundo centenar de encuentros con el club balear en el campeonato de Liga y seguirá estrechando el cerco sobre Javier Olaizola, el segundo jugador con más partidos en la elite durante los 92 años de existencia de la entidad. Ya nadie podrá discutir que el bonaerense es uno de los futbolistas más influyentes en la vida del conjunto bermellón, un lujo que lleva siete temporadas saboreando.
El idilio entre Ibagaza y el Mallorca es de los que dejan huella. La llegada del centrocampista coincidió con el inicio de la era más excitante que ha vivido la sociedad anónima isleña y entre uno y otro han ido amasando unos registros que hace una década parecían totalmente inalcanzables. De la mano, han disputado finales europeas, han ganado títulos y han encendido a una hinchada que no estaba acostumbrada a circular por las alturas. Pero lo mejor de todo es que esa mágica colaboración todavía no ha finalizado. El juego del argentino sigue cotizando al alza y la prueba que lo confirma se esconde en las cifras que está cocinando esta temporada, una de las más productivas de su carrera en España. Suma y sigue.
Elemento indispensable en la libreta de Gregorio Manzano, Ibagaza sólo se ha perdido dos partidos del campeonato (curiosamente los dos contra el Deportivo) y se ha reafirmado como el principal ideólogo del equipo sobre el campo, el complemento ideal para los artilleros que alimentan al grupo bermellón.
Ibagaza ya estableció durante el ejercicio anterior un listón que tardará en superarse. Aprovechando la décima entrega del torneo (un choque ante el Getafe en el Coliseum), se desmarcó como el jugador extranjero que más partidos ha disputado con el Mallorca y pulverizó la marca de 148 participaciones de la que presumía otro compatriota suyo: Leo Franco. Esos datos siguen alargándose ahora a un ritmo frenético y da la sensación de que pasará mucho tiempo antes de que vuelvan a actualizarse. Seguro.