Carlos Montes de Oca/Efe
De la forma más inesperada, en las vísperas del partido de la Copa de la UEFA contra el Getafe, el AEK Atenas despidió ayer a Llorenç Serra Ferrer. La mala relación que mantenía el entrenador mallorquín con los pesos pesados del vestuario y los últimos resultados deportivos -dos derrotas consecutivas y la pérdida del liderato- propiciaron la fulminante decisión adoptada por el ex futbolista Demis Nikolaidis, presidente del club ateniense. El técnico pobler, que el próximo mes cumplirá 55 años, pone fin a su aventura griega tras un año y media en el cargo.
La decisión resultó sorprendente. Serra renovó el pasado verano su vinculación con el AEK hasta 2011 y nada hacía presagiar este desenlace. El arranque de campeonato fue notable, con el equipo instalado en el liderato y ejerciendo como el dominador absoluto de la Liga. Pero dos derrotas consecutivas le relegaron a la tercera plaza, con el Panathinaikos líder con cuatro puntos de renta y el Olympiakos segundo con dos puntos de ventaja y un partido menos.
Los hinchas ya habían expresado su descontento hacia el brujo de Sa Pobla, al que habían abucheado en los últimos partidos con pañolada incluida. La prensa griega también había criticado a Serra, al asegurar que había formado un equipo «de un sólo uso» y que dependía en exceso del brasileño Rivaldo, fichado el pasado verano y que va camino de los 36 años.
Akis Kosionas, ex presidente y actual miembro del club de amigos AEK 1924, declaró a Efe que «Serra Ferrer es un buen entrenador. Le guardo mucho aprecio, pero no comprendió jamás al fútbol griego». Añadió que «lo que más molestó de Serra Ferrer es que nunca reconoció sus errores y le achacaba la culpa a los jugadores».
No obstante, Kosionas reconoce que el «AEK ganó mucho con Serra Ferrer. Aprendió a ser entrenado por un técnico de gran calibre y ahora esperamos seguir avanzando en el campeonato».
Una vez producido el despido, el ex jugador del AEK Nikos Kostenoglou tomará las riendas del conjunto ateniense mientras el mallorquín cierra los flecos de su remuneración.