Jorge Muñoa|MADRID
El base de San Antonio Spurs y de Francia Tony Parker anotó quince puntos, el del CSKA Moscú John Robert Holden otros tantos, pero el segundo tiró de talento en el momento crucial para las selecciones de Rusia y Francia y el primero cayó en las redes de la defensa rusa sin que sus puntos pudieran evitar la eliminación del cuadro galo, medalla de bronce en Belgrado 2005. Lo previsto era que los rusos, que sólo habían cedido una derrota en todo el torneo, frente a la selección española, controlasen la eliminatoria sin demasiados problemas. Pero las pizarras de David Blatt y de Claude Bergeaud gestaron un partido muy táctico, orientado a contener a los dos puntales del rival: el ala-pívot de los Utah Jazz Andrei Kirilenko y el base de los San Antonio Spurs Anthony Parker. Parker sobresalió en el arranque, justo el tiempo que Rusia tardó en ajustar los movimientos defensivos que había preparado Blatt para reducirle. Bergeaud también había concebido un sistema para amarrar a Kirilenko y, al mismo tiempo, al ruso-estadounidense John Robert Holden. A los dos técnicos les pareció adecuado el mismo formato defensivo: la zona 1-3-1. Rusia y Francia aplicaron esa zona durante muchos minutos para atar a los estiletes ofensivos contrarios. Lo lograron, pero eso abrió la cancha a otros jugadores.
Pero la clave de la pujanza gala radicó en el rebote. En treinta minutos (53-56), Francia había capturado once rechaces más que los ex soviéticos. Y, lo más valioso, nueve de esos balones cayeron en manos de los jugadores franceses dentro de la zona rusa. Morgunov y Khryapa bombearon sangre al corazón de Rusia en una demostración de calidad. Holden apenas apareció ante el aro galo, pero cuando lo hizo aportó cestas vitales. El triple y la penetración que el base nacionalizado transformó a 5:44 de la bocina fueron una de ellas: 62-61. Holden y Samoylenko dieron forma a un 7-0 vivificante para el equipo de David Blatt, que previamente había suturado la herida sangrante del rebote galo.