Los problemas siempre vuelven. El Mallorca irrumpirá esta noche en el Manzanares para escenificar la segunda función del campeonato y lo hará sin uno de sus actores principales. Pierre Achile Webó, el socio de Dani Güiza en la delantera rojilla, se rompió durante la última sesión de trabajo previa al partido y, salvo sorpresa, se perderá los dos próximos meses de la competición. El jugador africano, que en un principio había sido incluido entre la lista de convocados del técnico, sufrió una inoportuna torsión en el pie derecho que le produjo la fractura del quinto metatarsiano. Mañana viajará a Barcelona para pasar consulta en la clínica Asepeyo y allí se decidirá si es necesaria una posible operación. Mientras tanto, sus compañeros intentarán ampliar el volumen de la espiral ganadora en la que se han introducido y de paso, poner en aprietos al faraónico proyecto del Atlético de Madrid (Estadio Vicente Calderón, Canal Plus, 21.00 horas).
El conjunto balear se posiciona ante el primer plato fuerte que le ha deparado el calendario con su armamento dañado. Gregorio Manzano tenía previsto darle continuidad al once que destrozó la semana pasada al Levante y que el grupo circulara sobre raíles, pero las circunstancias han tardado muy poco en ponerle la zancadilla. Y lo han hecho sobre la bocina, agotando su margen de maniobra. Webó, que en la jornada inicial había sido duda por culpa de su viaje a Japón con la selección camerunesa, se había apoderado de una de las dos plazas del ataque y su sintonía con Güiza empezaba a emitir sensaciones muy agradables. Sin embargo, este golpe va a apartarle repentinamente de la pizarra del técnico, que tendrá que buscarle un sustituto. Sobre el papel, no parece muy complicado, ya que el preparador bermellón tiene en la recámara al máximo goleador de las últimas temporadas (Juan Arango) y a uno de los futbolistas con más futuro del club (Víctor Casadesús). Habrá que ver por quién se decanta, aunque da la sensación de que el primero parte con cierta ventaja. Sea cual sea el elegido, tendrá que aprovechar la oportunidad que se le presenta, ya que, como recordó el viernes el propio técnico, los puestos del once cotizan a un precio muy elevado.
La jornada cuenta con una serie de ingredientes que le otorgan un sabor especial. El Mallorca actuará de invitado en la primera fiesta que se ha organizado a la vera del Manzanares y teniendo en cuenta lo sucedido hace siete días, puede pasar cualquier cosa. El Atlético ha construido uno de los planteles más lujosos de su historia a base de talonario y la sufrida afición colchonera, que ya ha encajado el primer golpe del ejercicio a manos de su eterno enemigo (2-1 ante el Madrid en la apertura del torneo), necesita argumentar su esperanza con resultados. Aguirre y los suyos disponen del tiempo justo para reaccionar y un nuevo traspiés provocaría los primeros murmullos en las gradas rojiblancas. Mala señal.
Para evitar que eso ocurra, el conjunto madrileño no podrá economizar sus energías. Sobre todo, porque delante tendrá a un Mallorca embalado que persigue un nuevo registro histórico: hilvanar un par de victorias en los dos primeros capítulos de la Liga después de 46 años sin conseguirlo. Corría la temporada 1961-62 cuando la escuadra dirigida por Satur Grech tumbaba de forma consecutiva a Betis (0-1) y Osasuna (2-0). Hasta la fecha, no ha podido volver a repetirlo y para intentarlo, Manzano compuso ayer una expedición sin grandes novedades. Al margen de Webó, se quedaron en Palma Molinero, Dorado, David Navarro y el argentino Óscar Trejo, que, curiosamente, es el único de la nómina que lo hizo por razones técnicas.