El Real Mallorca tiene al goleador que buscaba y ayer fue presentado en la sala de prensa con expectación máxima conscientes, tanto los medios de comunicación como el propio club, de que se presentaba el hombre gol, el futbolista sobre el que hay despositadas muchas esperanzas y que está llamado, a priori, a ser el jugador que garantice una media de once a quince dianas en la Liga.
La delantera está bien servida. Al punta andaluz hay que unirle a Webó, Víctor, Arango y Trejo. Si el técnico se decanta por jugar con dos puntas las posibilidades aumentan para todos, pero si el sistema empleado sólo contempla a uno, entonces habrá un oberbooking importante.
Sin embargo, ayer esta situación no se contemplaba y sólo se habló de Güiza, de su fichaje por el Mallorca y de lo mucho que todos esperan que pueda aportar a este equipo. Junto a Nuria Bermúdez, su compañera sentimental y agente, el futbolista se mostró sonriente y gracioso -su carácter es así- y tras conversar con los medios en la sala de prensa, volvió a enfundarse la camiseta del Real Mallorca para tocar el balón y pisar el césped del ONO Estadi, pero ya como jugador del club balear.
Vicenç Grande fue concreto y conciso en su discurso. «Bienvenido a casa», dijo. «Ha vuelto el hijo pródigo. Marcó 17 goles la pasada temporada, once en Liga y 7 en Copa. Ha declarado varias veces que quería venir al Mallorca y ya ha triunfado en Primera, tiene gol y no se esconde y eso e muy importante», manifestó.
Por su parte, Güiza apuntó en sus primeras declaraciones tras firmar un contrato que le unirá con el equipo balear de cara a las próximas cuatro temporadas que aceptó volver al Mallorca «porque es un club donde ya estado, sé cómo funciona y como dije cuando llegué tengo una espina clavada y muchas ganas de quitármela», refiriéndose a que no pudo triunfar en el primer equipo cinco años atrás en su primera etapa en el club bermellón.