Fernando Fernández
No es que el trazado de Shanghai sea maldito. Es que a Jorge Lorenzo se le resiste el que es su hábitat natural en un Gran Premio de China que comparece en escena este fin de semana con un doble objetivo para el piloto mallorquín del Fortuna Aprilia. Y es que, además de ampliar su margen y anexionar China al «Lorenzo's Land» -una nueva victoria le permitiría igualar la marca del catalán Sito Pons, con 15 en el Mundial-, la meta del balear es la de completar un nuevo reto personal. Shanghai es la única escala del Campeonato del Mundo, entre 125 y 250 centímetros cúbicos, que no ha visto al pupilo de Dani Amatriaín subir a uno de los tres peldaños del cajón. Con dos años de vida (2005 y 2006), el trazado chino se ha convertido en una cuenta pendiente del campeón del mundo del cuarto de litro. La existencia del Gran Premio de China va paralela a la trayectoria del balear en la cilindrada media. En la temporada 2005, en la que era su tercera carrera a lomos de una Honda y en la categoría que semanas atrás había estrenado, Jorge sólo pudo ser noveno, mientras que Casey Stoner, Andrea Dovizioso, Aoyama y Alex De Angelis copaban las cuatro primeras plazas y Dani Pedrosa caía a la sexta.
Mejor suerte corrió el entonces 48 en 2006. Con las reservas que produjo la caída en Estambul, Jorge cedía el protagonismo a sus rivales. El palmesano fue cuarto, mientras que la «pole» y la victoria fueron a parar a manos de su compañero de box, Héctor Barberá, mientras que Dovizioso -segundo a estas alturas y a 18 puntos del mallorquín en la clasificación de esta temporada- demostraba una vez más que los 5.281 metros y catorce curvas (siete de cada costado), además de la recta más larga del Mundial, se le daban bien al de Forli, lanzado hacia el liderato.
A Jorge le falta añadir Shanghai a su dilatado historial de presencias en el podio (29). Misano, escenario del Gran Premio de San Marino (2 de septiembre) no le ha visto rodar, y en Laguna Seca, trazado estadounidense reservado únicamente para la categoría de MotoGP, todavía no ha tenido la ocasión de hacerlo. Por todo ello, y por la segunda plaza obtenida recientemente en Estambul, a Lorenzo se le acumulan los estímulos para volver a hacer sonar el himno nacional en las afueras de Shanghai.