Fernando Fernández
La puesta de largo del equipo Yamaha Spain y de su piloto de referencia, el mallorquín David Salom, no ha podido ser más brillante. El palmesano debutaba en el Mundial de Supersport con sus credenciales de campeón de España y lo hacía en una pista que desconocía (Losail), sobre una moto con la que apenas había podido rodar (salió desde la sexta línea) y con el hándicap de su inexperiencia en la competición.
Salom dejó ver su progresión en la última tanda de entrenamientos oficiales y, pese a salir rezagado, pronto dejó ver que puede hacer cosas importantes ante la oportunidad que su equipo y la firma nipona le han brindado. Los neumáticos no le han fallado y el Gran Premio de Qatar, primera manga puntuable para el Campeonato del Mundo de Supersport (600 c.c.), le ha servido para doctorarse.
Tanto que, tras una remontada prodigiosa, fue escalando posiciones. Del puesto 21º que le designaron los entrenamientos, fue a más. Los abandonos y las caídas -incluída la del campeón del mundo, el francés Sebastien Charpentrier- le allanaron el camino, aunque vuelta a vuelta, David Salom ofreció muestras de lo que es capaz de hacer.