Una temporada completa en el banquillo del Mallorca. Gregorio Manzano encadenó el pasado fin de semana 38 partidos consecutivos como entrenador bermellón y esta tarde, ante el Villarreal, iniciará el ascenso a uno de los tramos más empinados del campeonato con la amenaza del descenso rondando de nuevo sobre su cabeza. De hecho, hoy hace exactamente un año que el conjunto balear no pisa los puestos de descenso, aunque una mala combinación de resultados podría recluirle desde esta misma noche en el sótano de la clasificación.
El técnico jienense ha completado un volumen de encuentros equivalente al de un ejercicio y los resultados siguen siendo su tarjeta de presentación más fiable, pero en todo ese tiempo el equipo no ha dejado de caminar sobre el alambre. A mediados de febrero de 2006, el de Bailén cogió las riendas de un grupo totalmente desfigurado y le aplicó los primeros auxilios en una visita balsámica a La Rosaleda.
El Mallorca pasó por encima de un Málaga que empezaba a quedarse sin oxígeno (0-2) y recuperó el pulso del vestuario mientras se incorporaba. El resultado le ayudó a llenar el depósito y a provocar un terremoto espectacular en el seno del Real Madrid del que los blancos todavía no se han recuperado. Los insulares, que se habían sacudido la presión tras más de diez de trabajo a las órdenes del andaluz, airearon las carencias del club merengue y se alejaron del fuego cogiendo altura en la tabla.