Carlos de Torres|CÓRDOBA
El italiano Paolo Bettini, campeón olímpico, hizo gala a su fama de corredor astuto y se impuso al esprint a los mejores velocistas del pelotón en la segunda etapa de la Vuelta disputada entre Málaga y Córdoba, de 176 kilómetros, en la que el noruego Thor Hushovd, del Credit Agricole, relevó a Carlos Sastre como portador del maillot oro de líder. Bettini (Quick Step), conocido en Italia como «El grillo», se metió en la llegada masiva entre todos los favoritos, aguantó las escaramuzas y se aprovechó del marcaje entre los McEwen, Hushovd y Zabel para sorprender con un gran despliegue final, en el momento preciso, lo que le permitió alzar los brazos orgulloso, ataviado con su maillot de campeón de Italia. Así logró el triple vencedor de la ex Copa del Mundo, un avezado clasicómano y cazador de etapas de media montaña, de 32 años, su segunda victoria en la Vuelta, en un terreno que no es su especialidad, por delante de Thor Hushovd y de otro italiano, Luca Paolini, del Liquigas, todos con un tiempo de 4h.19.31. Francisco Ventoso (Saunier) e Iñaki Isasi (Euskaltel), sexto y séptimo, fueron los mejores españoles en la pelea de alta velocidad.
«He cargado la moral para el gran objetivo, que es el Mundial. No soy un especialista del esprint, pero no olvidemos que soy rápido. Es un honor ganar a los mejores velocistas», dijo Bettini después de subir al podio y ponerse el elegante sombrero cordobés que todos los años distingue al «califa» de la Vuelta. Como ya hizo en el Tour, Hushovd se enfundo la camiseta de líder, «aunque hubiera preferido ganar la etapa», como reconoció. El nórdico aventaja en 2 segundos a Bettini y en 7 a Carlos Sastre, que ahora verá la carrera con más tranquilidad hasta que llegue su terreno, concretamente en La Covatilla, en la quinta etapa. En un día de calor sofocante, Mario De Sarraga, un asturiano de 26 años del Relax, se convirtió en el primer aventurero de la Vuelta con una escapada de 140 kms que nació poco después del banderazo de salida, cuando el pelotón, que tuvo que madrugar para llegar pronto a Córdoba y pasar el protagonismo televisivo a Fernando Alonso, aún no se había desperezado.
Este modesto corredor aglutinó el protagonismo hasta 34 kms de meta, cuando los equipos de los esprinters se pusieron serios. No logró su sueño De Sárraga, el modesto corredor de la escuadra madrileña, pero tuvo el premio de estrenar el maillot de la montaña. A veces, invirtiendo muchos litros de sudor solo se consiguen migajas de gloria. Ese es el sino de la mayoría de los anónimos del asfalto. De Sárraga, ya en compañía del belga Marichal (Cofidis) y del luxemburgués Joachim marcaron el ritmo a un grupo que mantenía a raya a los fugados en espera de la batalla final. El ritmo ya era incluso de profesionales por la autovía A4, escenario que excluye de raíz la presencia de espectadores en las cunetas. A 15 kilómetros de meta ya estaban los 189 corredores juntos.