El Mallorca tropezó con una de esas piedras que son difíciles de sortear. El equipo de Manzano, que se vistió de gala para exponer el nuevo proyecto ante los ojos de su afición, no pudo hacer nada para evitar el triunfo de un Inter rácano y la fuga, por segundo año consecutivo, del Trofeu Ciutat de Palma. Los italianos, que cuentan con un plantel rebosante de estrellas y pobre de argumentos, recurrieron a la clásica receta italiana para cerrar a lo grande su paso por la isla y dejar a los locales con la miel en los labios. Pese a todo, el conjunto balear emitió por momentos sensaciones muy positivas y abonó la esperanza de la grada (0-1). Desafortunadamente para el espectador, el partido nació entre bostezos. El Mallorca se apropió del cuero desde el primer minuto y esperó a que la defensa del Inter se agrietara por alguno de sus costados, aunque eso precisara una paciencia de santo. El cuadro italiano, apoyado en una defensa de granito, se limitó a repeler los tímidos golpes que le propinaba el conjunto local y a detener con violencia todos sus acercamientos. Con esos ingredientes, el encuentro adquirió un aspectos tosco y grisáceo. Pero ese es el gran riesgo de invitar a un equipo italiano a un partido de estas características. Por muchas estrellas que tenga el rival en cuestión y por mucho que las estadísticas le señalen como el mejor equipo del planeta.
Ante tal falta de colaboración, el Mallorca optó por seguir un guión propio y exclusivo. Manzano, que presentó un once idéntico al de la campaña pasada, con las únicas novedades de Maxi y Varela, ha dotado a la formación rojilla de un orden que empezará a rentabilizar a partir de la semana que viene y que ayer le sirvió para desconcertar a un Inter que a estas alturas de la pretemporada sigue en pañales. Serio y bien aplicado en todas sus líneas, el Mallorca decidió ensanchar el terreno de juego para hallar algún hueco por el que introducirse y por ahí estuvo a punto de hacerle mucho daño a su invitado. Primero, gracias a la zancada inagotable de Jonás y después, a través de Fernando Navarro, que firmó una de las acciones más destacadas de la noche cuando decidió cruzar la divisoria. El catalán, que sufrió vértigo al verle la cara a Julio César, le sirvió la bola en bandeja a Maxi López para que marcara el terreno, pero el argentino fue el primer sorprendido y cuando comprobó dónde estaba, ya se le habían adelantado. Primera ocasión al limbo.
El Inter, que por entonces seguía disfrutando de la fiesta, también se animó a cruzar la frontera del mediocampo y se apoyó en el tipo con más estrella de la selección italiano, Fabio Grosso, para trazar una acción digna de aparecer en todos los resúmenes. El lateral zurdo lo hizo todo bien, pero sólo encontró a Cambiasso para finalizar la jugada y al ex-madridista le falló el punto de mira. Fue la única jugada destacable del Inter en el primer acto de la función. El Mallorca, por su parte, recurrió a Arango para llevar el encuentro a su terreno. El venezolano, que había llegado a la isla pocas horas antes de la cita, estuvo casi siempre desaparecido, pero administra la clase suficiente como para volcar un partido en cualquier momento y estuvo a punto de hacerlo con dos disparos lejanos que sacaron a Julio César de su letargo.