El Mallorca se ha propuesto un cambio en su estilo de vida. Para el plantel balear el campeonato se ha convertido en un camino lleno de contrastes y el grupo necesita una inyección de confianza para no caer en una depresión parecida a la del curso pasado. Con esta intención, Cúper lleva toda la semana advirtiendo que es necesario recuperar el equilibrio y evitar así que la caída se prolongue más de la cuenta. Sin embargo, el calendario le ha puesto una zancadilla al cuadro rojinegro y esta tarde va a tener que pelear por su rehabilitación en un escenario muy especial y frente a un Real Madrid que es tan poderoso como imprevisible (Estadio Santiago Bernabéu, 19.00 horas, PPV).
Con su llegada a Chamartín, el Mallorca va a darle carpetazo a la semana más larga e incómoda del torneo. Han sido días de reuniones, de correcciones y de sesiones de vídeo. El paso del Málaga por Son Moix causó serios daños en la estructura isleña y el técnico ha tenido que levantar la voz para evitar que el caos accediera al vestuario y la autoestima siguiera degradándose. Su primera medida ha sido sellar cada uno de los huecos de la línea defensiva y se ha obsesionado con todos los detalles que tienen que ver con la seguridad del equipo. Cúper está cansado de que su escuadra sea una de las más vulnerables de la competición y va a volcar todo su esfuerzo en alterar esa imagen, por lo que esta tarde se le prevé un planteamiento rocoso y áspero para frenar el caudal ofensivo de los blancos.
El otro gran desafío del técnico de Chabas es encontrar su once tipo. Hasta el momento, las bajas, las lesiones y la búsqueda de nuevas propuestas han impedido al técnico repetir una alineación en cinco jornadas, aunque esa dinámica podría interrumpirse ante el Madrid si se confirma lo expuesto en sus últimos ensayos. El Mallorca podría presentarse en el centro de operaciones merengue con los mismos efectivos que alineó ante el Málaga y eso siempre garantiza una continuidad imprescindible para salir a flote.